Con
una diversidad de espectáculos teatrales que
incluyó la participación de la afamada
compañía Schauspiel Hannover; la presencia
de Néstor Cantillana en la categoría
Estrenos Nacionales y Claudia di Girólamo en
Mejores Montajes; el regreso de “Beckett y Godot”,
Premio de la Crítica 2004, y las reposiciones
de obras de la categoría de “Provincia
Kapital” y “Juana”, partieron en
enero las actividades de la 12ª versión
del Festival Internacional Teatro a Mil.
Durante
enero permanecerán a disposición del
público un circuito de 25 salas y espacios
callejeros para recibir a una contundente cartelera
nacional y extranjera, esta última privilegiada
con la presencia de Alemania como país invitado.
Nutrida
desde diversas vertientes del quehacer teatral esta
jornada acoge, por ejemplo a “Extinción”
y “Nosotros en la final”, ambas provenientes
de la Muestra de Dramaturgia Europea, en el Centro
Cultural de España e Instituto Goethe, respectivamente.
Se
suma también “Anhelo del corazón”,
con dirección de Paulina García en el
Teatro del Puente, mientras que Constanza Brieva hace
lo propio con “King”, del francés
Michael Vinaver, en la sala AIEP.
Todas
son obras de creadores europeos contemporáneos,
entre ellos el polémico dramaturgo español,
Iñigo Ramírez de Haro, autor de “Extinción”.
"(Salvajes)
hombre de ojos tristes", con la compañía
Schauspiel Hannover, constituye la fortaleza que inició
la programación internacional en la mencionada
sala. Representante de Alemania, esta obra fue seleccionada
para el Festival de Berlín 2004 y elegida mejor
montaje del Festival Mulheim 2004. Funciones en el
Teatro Teletón.
Y
en la calle “Roman Photo”, una co-producción
Chile-Francia, tuvo su temporada en la Plaza de la
Constitución.
“Color
de Hormiga”, y “Grita”, en el Galpón
7, de Lucía de la Maza y Marcelo Leonart, respectivamente,
ambos representantes de la dramaturgia nacional emergente,
también se sumaron a la cartelera del Teatro
a Mil 2005, en tanto que “Juana”, bajo
la dirección de Manuela Infante en este mismo
complejo teatral, aportó la particular y elaborada
visión de un grupo de niños frente a
un personaje universal como Juana de Arco. Este trabajo
fue considerado como un de los Mejores Montajes del
2004.
El
colectivo Engranaje con “Micromundo”,
de la categoría Emergente, dio la bienvenida
a la familia y a los niños en el Teatro del
Parque, Boulevard Parque Arauco.
La fuerza actoral está representada por Claudia
di Girólamo y Francisco Melo con el regreso
de “Psicosis 4:48”, obra póstuma
de la inglesa Sarah Kane, con la intensidad propia
de un director como Alfredo Castro. La cita, en la
sala Finis Terrae.
Otro
importante hito en el rubro de Mejores Montajes ha
sido “Provincia Kapital”, en el Teatro
Municipal, bajo la dirección de Rodrigo Pérez,
un espectáculo imperdible, cuya atracción
redunda también por su partitura musical en
vivo.
El
Teatro de la Universidad Católica abrió
sus puertas a “Beckett y Godot”, en la
categoría Mejor Montaje, premio 2004 del Círculo
de Críticos. Con dramaturgia de Juan Radrigán
y dirección de Andrea Ubal, los actores Ramón
Núñez y Arnaldo Berríos despliegan
sus dotes actorales hasta la emoción.
OBRA
CANADIENSE PLANTEA CONFLICTOS DEL ALZHEIMER
Un monólogo para todo público, abordando
un tema de gran sensibilidad inspirado en un texto
de Charles Fariala, es el que trae a Chile Dulcinea
Langfelder, bajo el título “Victoria”,
uno de los montajes internacionales presentes en enero
durante el XII Festival Internacional Teatro a Mil.
Con
el apoyo de la embajada de Canadá, la presencia
de esta pieza canadiense se suma al espectáculo
norteamericano Just Two Dancers, abriendo el abanico
de ofertas teatrales en esta versión dedicada
especialmente a Alemania.
La
puesta en escena y la interpretación de “Victoria”,
son responsabilidad de Dulcinea Langfelder, quien
cuenta con la colaboración de Eric Gingras,
como el enfermero, para una pieza que dura 85 minutos.
“Victoria”
es una mirada tierna y sutil sobre la vejez que se
obtiene estirando la tensión entre comedia
y tragedia al máximo siendo causa de risa como
de lágrimas. Dulcinea Langfelder nos envuelve
con el espíritu cómico de Chaplin, de
Burns y Allen, Laurel y Hardy dándole un nuevo
enfoque, original y contemporáneo, utilizando
con audacia la tecnología, al mismo tiempo
que incorpora varias disciplinas artísticas.
“La
minúscula y payasa Langfelder nos recuerda
a Giuletta Massina en La Strada de Fellini…
Un cuento de belleza magníficamente interpretado
por una mujer a la que debería conocerse de
costa a costa. Aquellos que vieron Victoria no la
olvidarán”, señaló el Times
Globe, de Canadá.
“Obra
estremecedora y sensible sobre el arrastre del tiempo”,
publicó Le Dauphiné Libéré,
Francia.
“Victoria
es un verdadero éxito virtuoso y una maravillosa
marca lograda por una actriz... Me siento muy feliz
de haberte conocido, Victoria...”, La Prese,
Montreal.
“Nunca
vi tal fusión de performance y artista tan
claramente, con tanta magia”, escribió
The Montreal Hour, Montreal.
ESPÍRITU
DE CHAPLIN
Dulcinea
Langfelder nos envuelve con el espíritu cómico
de Chaplin utilizando con audacia la tecnología.
A continuación, su propia visión del
dramático personaje que interpreta.
"Imagínese
no poder pensar: sólo poder imaginar. Sería
como soñar.
¿Y qué es lo más importante en
nuestros sueños? ¿Qué nos podemos
llevar cuando morimos? ¿Qué es lo que
ni siquiera el arrastre del tiempo se puede llevar?
Son
los momentos de comunión que conocimos con
seres, jardines y dioses… o sea, el amor.
Nuestra
heroína, Victoria, ha perdido la memoria, su
gata, ha perdido el control de su vida… ¿y
de su vejiga? Lo ha perdido casi todo. Victoria es
la sombra de sí misma. Es un personaje que
ha perdido su papel, un muñeco que se adapta
a situaciones cómicas, dramáticas o
poéticas, según su imaginación.
Su silla de ruedas es también su cuna, su prisión,
su comparsa de tango y su carro volante.
La
vida no es facil, tampoco lo es la muerte, pero a
través de ello, hay momentos de riqueza, de
pequeños triunfos. Victoria los bebe a cada
instante. Afortunada yo de haber descubierto una parte
de mi en ella. Deseo que, como yo, encontréis
también vuestra parte".
Nacida
en Nueva York, Dulcinea Langfelder estudió
danza con Paul Sansardo, entre otros. Estudió
mimo con el maestro Etienne Decroux, y teatro con
Eugenio Barba y con Yoshi Oida. Se inició en
el canto en las calles de París
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