“The Square” — Comentario de CINE

Un extenso relato con aire de comedia, que requiere de más de una reflexión acerca del arte, de la responsabilidad civil y del sentimiento de culpa colectivo.

 Por JOBLAR

Esta película me hizo retroceder a los años ‘60, cuando —terminada la exhibición de un film de Fellini o de Antonioni—, la mayoría de los espectadores que quedaban en la sala querían que les explicaran la película.

¿Irá a ocurrir lo mismo con esta ganadora de la Palma de Oro en Cannes?

Hay que considerar que todavía hay mucho snobismo en los que pretenden haber entendido todo y no han entendido nada. O de los que se sienten en el deber de informar que han visto esa película de la que todos hablan; o sea, la producción “de culto” pero —en este caso— de altísima calidad. ¿Digo un solo nombre? ¡David Lynch!

El sueco Ruben Östlund es joven (nació en 1974) y se declara admirador de Luis Buñuel.

Predica y practica, puesto que los elementos surrealistas del genial realizador aragonés están presentes en varios momentos de The Square, especialmente en la angustiante e interminable secuencia de la cena de gala de beneficencia con un desatado hombre-simio y en la presencia del pacífico chimpancé en el departamento de la periodista norteamericana.

Y es justamente la entrevista que, en un comienzo, ella (Elisabeth Moss) le hace a Christian, el protagonista director de un museo en Estocolmo (Claes Bang) la que da la pauta.

El enrevesado texto, que ella lee, se resume en un ejemplo: “Si ponemos tu cartera en este museo, ¿se transforma en una obra de arte?”.

La pregunta ya tuvo su respuesta hace un siglo, cuando Marcel Duchamp expuso provocatoriamente primero una rueda de bicicleta y después un urinario con el título de “Fontaine”. Era el “ready made” (objeto encontrado), que sigue vigente.

Me ha tocado acompañar en Chile al crítico Achille Bonito Oliva y servirle de intérprete. En una oportunidad, si no me equivoco, fue el ya fallecido Livio Scamperle quien le preguntó si era obra de arte instalar una cama, una máquina de escribir y un paraguas. Y Bonito Oliva respondió que le parecía una muestra de antropología cultural.

“The Square”, creada por una artista argentina (Lola Arias), es una obra de arte, como lo son los montones geométricamente ubicados en una sala enorme, que está en otra parte del museo. Es un cuadrado, delimitado por un perímetro luminoso y construido con pequeños adoquines, que alguna vez pudieron pavimentar una plaza pública con tanto de monumento ecuestre que terminó destruido al tratar de trasladarlo.

En una placa se lee: “The Square es un refugio para crear confianza y atención. Dentro de sus límites todos compartimos los mismos derechos y obligaciones”.

Se trata, por lo tanto, de una declaración política que se asienta en nuestra confianza en los demás. Y, efectivamente, ésa es la primera decisión que deben tomar los que quieran verla en la sala de exhibición. Porque, además, se supone que el museo cumple una función social al presentarla. Y se relaciona con la crisis de la responsabilidad individual y el sentimiento de culpa colectivo.

Christian —que maneja un auto eléctrico, que es un hombre separado, cariñoso con sus hijas, que apoya causas humanitarias—, creía vivir en su perímetro cuadrado y cerrado, pero resulta una víctima de lo políticamente correcto.

Primero, por socorrer a una joven en la calle, le roban la billetera y el celular. Identifica el edificio donde está el presunto ladrón y pone una carta en todos los buzones. Va a recibir la airada protesta de un niño que alega su inocencia. En un principio, el asunto hace sonreír, pero después el espectador y el protagonista lo toman en serio. Esparcir toda la basura en búsqueda del papel donde está escrito el número de teléfono para pedir disculpas, es una secuencia realmente épica y simbólica de los desechos del mundo actual.

Segundo, un episodio de sexo casual transgrede la privacidad de arrojar a la basura el condón y se transforma en un proceso inquisitorio acerca del nombre de la partner.

Tercero, porque los asistentes de marketing logran viralizar un video de apoyo para la obra, que primero provoca risas por su aparente estupidez y termina siendo un éxito negativo que culmina en una conferencia de prensa en la que tiene que dar explicaciones, tomando una drástica decisión.

En realidad, el santuario de confianza y altruismo no ha servido para nada.

¿Y la película?

 (The Square. Suecia/Dinamarca/USA/Francia, 2017) 

TRAILER DEL FILM
“The Square”

PRODUCCIÓN
Las Horas Perdidas

  

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