Un vistazo a la vida de niños de “mundo desarrollado”, que llevan una existencia vacía de significado con todos los riesgos que ello implica. Traen a la mente a Dickens y al neorrealismo italiano…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Las novelas de Charles Dickens insisten sobre la pobreza infantil durante el período de la Reina Victoria, en Inglaterra y, por ello, no son del agrado de todos los lectores.
En este caso, el director Sean Baker no presenta una pobreza tan despiadada, pero sí un mundo precario que contrasta con el Disneyworld que está ahí a dos pasos, con un mundo de maravillas, de entretención y de consumo que contrasta con una existencia de personas que intentan sobrevivir con dignidad en una zona degradada.
Moonie (Brooklynn Prince), Scooty (Christopher Rivera) y Jancey (Valeria Cotto) tienen alrededor de seis años y están de vacaciones, lo que provoca una peligrosa ociosidad afín a las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, pero con efectos desastrosos.
Su realidad es la del fast food conseguido de manera subrepticia y el trash televisivo. Sus diversiones son escupir sobre los autos y emprender iniciativas molestas como cortar la energía eléctrica o peligrosas como provocar un incendio.
Es ese mundo marginal, que en Chile ha sido propuesto por Gonzalo Justiniano y que aquí tiene su expresión en un colorido escenario de moteles, donde madres solteras viven de expedientes, como Halley (Bria Vinaite) madre de Moonie, que sólo fuma marihuana, roba cuando puede y decide prostituirse para ganar dinero, mientras deja a su hija tomando un baño de tina.
En este escuálido ambiente, sólo Bobby el manager (Willem Dafoe) ofrece una postura de equilibrio, que no ha olvidado la decencia y el decoro. Constituye la figura casi patriarcal de un ecosistema que tiende al desorden y a su disolución.
La cámara reproduce el relato a la altura de los niños y, por lo tanto, el espectador lo ve desde su perspectiva. Tal vez (no estoy cierto de esta intertextualidad) como el neorrealista Los niños nos miran (I bambini ci guardano), que Vittorio de Sica propuso en el ya lejano 1944.
Los pequeños (sobre todo Moonie) son encantadores, pero su fugaz alegría deja un sabor amargo. Y la arquitectura fantástica de Disney no hace más que aumentar una angustia determinada por ese imperativo a la felicidad impuesto por el dinero.
Es un futuro que se anuncia terrible. La extraordinaria capacidad expresiva de la niñita, cuando le anuncian que vivirá separada de su madre, es capaz de destrozar al corazón más duro. ¿Es ése el nuevo “sueño americano”?
(The Florida Project. USA, 2017)
TRAILER DEL FILM:
“PROYECTO FLORIDA”
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