Una joven periodista viaja desde Estados Unidos hasta la campiña rumana para reportear el caso de un exorcismo que terminó con la muerte de una monja. En un ambiente enrarecido, se siente atrapada por una presencia maligna. Es una producción digna y sin estridencias…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
El año 2005, se conoció la noticia de la muerte de una monja que había sido sometida a un exorcismo en Rumania. Los hechos ocurrieron en Tanacu (Moldavia) y un sacerdote fue acusado de asesinar a Maricica Irina Cornici, con la colaboración de cuatro monjas, todos de religión católica ortodoxa.
Existía la sospecha de que no se trataba de una posesión demoníaca, sino de una enfermedad mental. Por ello, un diario estadounidense envía a Nicole Rwalins (Sophie Cookson), periodista, para que investigue el caso.
Se calcula que el 55,2% de la población de Rumania vive en ciudades, lo que evidencia la importancia del mundo rural, donde precisamente se desarrollan los hechos.
Allí se respira un ambiente enrarecido de monasticismo medioeval, que resulta intensificado por losrígidos ritos de la Iglesia Ortodoxa. Además, en ese momento, se está desarrollando una fiesta tradicional tipo Halloween, con uso de máscaras inquietantes.
De hecho, la actual república rumana no tiene religión oficial, pero estadísticamente el 89% de la población se adscribe a esa confesión, en la que los curas visten sotanas y tricornios: también es tradicional el uso de la barba.
Después de la caída del régimen comunista, renació la actividad religiosa y —como señala un obispo en la película— surgió la necesidad de nuevas vocaciones para atender a los feligreses. Y muchos jóvenes escogieron los hábitos —agrego yo— también por la precariedad económica del país.
Nicole —que se proclama atea— investiga acerca de la vida de Adeline Marinescu (Ada Lupu), nombre de la víctima en el film, sobre todo a través de su amiga de infancia, la Hermana Vaduva (Brittany Ashworth).
Se entera así de que había trabajado como niñera en el extranjero y había sido seducida por un joven que le había prometido matrimonio. Al regreso, su guía espiritual se había suicidado lanzándose del campanario del templo.
Conoce también al joven Padre Anton (Corneliu Ulici), que le informa acerca de las características de la posesión demoníaca. Es así como empieza a atar cabos y —después de conocer la experiencia de un muchacho gitano retardado— concluye que hay un demonio que se está transfiriendo de un cuerpo a otro, con funestos resultados. Y ella también siente los efectos, porque empieza a imaginar que tiene relaciones sexuales con el sacerdote.
Completan la ambientación, la escuálida existencia provinciana y las suspicacias que desata la muchacha en ese mundo detenido en el tiempo.
Sin estridencias de ningún tipo, se trata de una película de terror superior a tantas otras que especulan acerca del tema y que apuntan, sobre todo, a los efectos especiales. Aquí tampoco faltan, pero cumplen con precisas funciones.
(The Crucifixion. Rumania / Gran Bretaña, 2017)
TRAILER DEL FILM:
“LA CRUCIFIXIÓN”
PRODUCCIÓN:
Stars Films Perú
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