No es una película, sino una experiencia audiovisual. La música ensordecedora y la interacción de un grupo de jóvenes borrachos y drogados más, que un relato, constituyen un sociodrama social…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Gaspar Noé, nacido en Buenos Aires en 1963 y radicado en Francia (“Quizás el país no me adoptó, pero yo lo adopté”), siempre ha golpeado con sus realizaciones. Tal vez la más famosa sea Irreversible (Irréversible, IЯЯƎVƎЯSIBLƎ en los afiches, 2002) en la que Mónica Bellucci era violada salvajemente.
Clímax comienza con una imagen sobre la nieve, que me recuerda transparentemente Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004), de otro transgresor: Michel Gondry.
Pero, en este caso, se trata de un cuerpo que mancha la blancura con el rojo de la sangre.
Luego se pasa a una larga secuencia de casting, en la que los 20 protagonistas se presentan en un televisor de cátodo, rodeado de películas en VHS y libros que no van más allá de los años ‘90. Son todas pistas que informan de la época en que ocurren los hechos: los últimos años del siglo XX. Después se pasa a un colegio abandonado
Sigue, en plano secuencia, el ensayo final de un baile en el que el grupo ha trabajado por largo tiempo. Después se inicia la fiesta, que irá subiendo de tono en la medida que escurra el alcohol y la droga que “alguien” subrepticiamente verterá en la sangría.
El director no pretende contar una historia ni tampoco desarrollar un “cine puro”, como son 8 y medio (Otto e mezzo, de Federico Fellini, 1963) o Brazil (de Terry Gilliam, 1985) en los que aún prevalece un relato.
Clímax es una experiencia audiovisual en la que ni siquiera la bailarina profesional Sofia Boutella es el hilo conductor, porque éste se encuentra en la música ensordecedora y en la reacción de un grupo que se comporta como ratas atrapadas en un laboratorio experimental. Todo genera angustia, los personajes viven el infierno o el paraíso y —como el niño que su madre lleva al evento— terminan atrapados al estilo de El ángel exterminador, de Luis Buñuel (1962).
Una bandera tricolor, rojo, blanco y azul, acompañada por la frase “ÉSTA ES UNA PELÍCULA ORGULLOSA DE SER FRANCESA”, puede parecer un mensaje chovinista. Sin embargo, creo que se refiere a su nación adoptiva en el día de hoy.
Noé siempre ha estado fascinado con el caos y la anarquía. De ahí que pretenda llevar al espectador hasta el extremo alcanzable y lo consigue.
Si después de salir del cine y por varios días la música sigue martillando en su cabeza, quiere decir que lo consiguió.
(Climax. Francia, 2018)
TRAILER DEL FILM
“CLÍMAX”
PRODUCCIÓN
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