En un universo fantasy, la magia ha dado paso a la tecnología. Con la estructura de la caza al tesoro, toca problemas actuales y preocupantes: la ausencia del padre y la nostalgia del pasado…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Pixar inaugura un universo nuevo. Allí habitan elfos, centauros, sirenas, unicornios y otros seres mitológicos, que un tiempo se nutrían de la magia y ahora disfrutan (y padecen) de la actual tecnología.
Pero algo de la antigua tradición permanece y, cuando el elfo Ian cumple 16 años, su madre le entrega un paquete que su padre le dejó para cuando llegara ese momento. El adolescente nerd no tiene recuerdos. Pero sí su hermano Barley, hiperkinético y decidido, que maneja un destartalado furgón al que llama “Ginevra”.
El souvenir resulta ser un bastón mágico, que permitirá revivir al papá por 24 horas, pero el proceso falla y el cuerpo se recompone sólo de los pies a la cintura. Para obtener la figura completa, deberán encontrar una piedra preciosa, que Barley busca gracias a los juegos de rol y a su afición por la antigua magia, aparentemente desaparecida.
Y empieza una aventura “onward”, el título original que —en buen chileno— quiere decir “echarle para adelante”. Como siempre, la trama se desarrolla con la estructura de un juego de caza al tesoro y entretiene sanamente. Si en Up! (de Pete Docter y Bob Peterson, 2009) invocaba una dirección vertical, aquí es horizontal y sin detenciones.
Wall-E (de Andrew Stanton, 2008) presentaba un mundo destruido y un planeta abandonado en el que había sólo basura. Aquí es, por sobre todo, un problema de identidad y —al igual que en Coco, (de Lee Unkrich y Adrian Molina, 2017)— el tema es la ausencia del padre y de las raíces. Y no se trata de la muerte que separa a los cónyuges, sino del mundo estadounidense con sus matrimonios de escasa duración, que siembran hijos indiscriminadamente, destruyendo la idea de la familia nuclear. La misma madre de Ian y Barley tiene una “acaballada” pareja (un policía centauro).
¿Existió, realmente, ese pasado perdido? La nostalgia, apoyada por los roles conservadores, tiende alegóricamente a aumentar el valor de los tiempos que ya fueron. La vara quedó muy alta con Toy Story 4 (de John Lasseter y Josh Cooley, 2019), que también plantea un universo paralelo y Dan Scanlon ya dirigió una película que exalta la diversidad: Monsters University (2013). Pixar sigue cumpliendo su función valórica.
(Onward. USA, 2020)
TRAILER DEL FILM:
“UNIDOS”
PRODUCCIÓN:
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