Producto comercial que cumple plenamente con su cometido: entretiene, asusta en algunos momentos e informa acerca de los alcances (incluso históricos) de la posesión demoníaca. Además, sirve de crónica puesto que está basado en hechos reales…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Vera Farmiga y Patrick Wilson son una pareja afiatada en sus interpretaciones de Lorraine y Ed Warren, que existieron realmente y dedicaron su vida a resolver casos paranormales, ya vistos en filmes anteriores. Ahora se incorporar, en sepia, los momentos en que se conocieron.
En esta película, todo comienza con el exorcismo de un niño de 8 años (con una clara evocación fotográfica y de efectos especiales a El exorcista, de William Friedkin, 1973), que tiene trágicos resultados. En efecto, el muchachito es liberado de un demonio, pero éste posee a Arne (Ruairi O’Connor), el novio de su hermana Debbie (Sarah Catherine Hook). Tiempo después, de forma irracional y en toma subjetiva, éste apuñala a un hombre 22 veces. El joven es arrestado y procesado, pero los Warren intervienen, porque están convencidos que ha habido una intervención demoníaca.
Todo ocurre (ocurrió) en Brookfield, Connecticut, en 1981. La película, que reconstruye los hechos, se presenta con una verdadera exposición didáctica: un demonio aparece y posee solamente si se le invoca; para invocarlo hay que recurrir a la brujería; para ejercer la brujería hay que saber también leer antiguos textos en latín, griego y arameo.
Hay, por lo tanto, un responsable o una responsable. ¿Y por qué está actuando así?
Un extraño tótem encontrado en la casa donde fue poseído el niño se transforma en el hilo de Ariadna para entender los espantosos fenómenos. Y se descubre así un suceso parecido en otra ciudad, relacionado con una secta satánica. El matrimonio entra también en conexión con el padre Kastner (John Noble) un ex sacerdote, que combatió a esa secta y que tiene más de un secreto que guardar. Relacionado, sobre todo, con una misteriosa ocultista.
El desarrollo del argumento lleva a sospechar de toda persona que aparece, incluidos los tres curas católicos que se incorporan a la historia. Y el suspenso se acrecienta cuando Lorraine, con sus capacidades psíquicas, entra a participar con el mundo del Mal.
Una pregunta queda latente: ¿la posesión demoníaca puede ser atenuante de un homicidio?
En esta oportunidad, James Wan es sólo productor junto a Peter Safran. La dirección está a cargo de Michael Chaves (La llorona, 2019), que replica secuencias de otras películas, como El resplandor (Shining, de Stanley Kubrick, 1980) con un Ed Warren enloquecido con un combo en vez de un bate de béisbol.
Tuve la suerte de verla en cine y —la buena calidad de los equipos estereofónicos— ayuda a generar tensión en esos pequeños ruidos que no presagian nada bueno. ¡Entretenida, sin mayores pretensiones!
(“The Conjuring 3”. USA, 2021)
TRAILER DEL FILM:
EL CONJURO 3 – “EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO”
PRODUCCIÓN:
Warner Bros
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