“LA ÚLTIMA NOCHE” — JOBLAR COMENTA ESTRENOS DE CINE

Película amarga, difícil de clasificar. No es comedia negra, ni es drama; no es distopía, ni relato de terror. Es todo y nada al mismo tiempo: como lo es una existencia sin proyecto ni futuro; como un episodio de una vida intrascendente. Se parece demasiado a la época actual…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile

Así como hay películas de accidentes aéreos que no deben proyectarse en vuelo, ésta es una película navideña que no debe verse en Navidad.

Hasta el minuto 22 todo parece normal: diversas parejas se dirigen hacia una mansión de la campiña inglesa para pasar la Nochebuena. Dentro de su puesta en escena de tipo teatral, se cumple con los requisitos sindicales de las actuales obras cinematográficas: pareja interracial de edades desniveladas; pareja de lesbianas; matrimonio de marido asopado, mujer insastisfecha y muchachita preadolescente insoportable…

Los dueños de casa, su hijo mayor y dos niños gemelos visten formales; el banquete está preparado. Podría esperarse la típica situación que han planteado obras como Natale in casa Cupiello (Navidad en la casa Cupiello), de Eduardo de Filippo, estrenada por primera vez en 1931, que retrata todas las contradicciones de este tipo de reunión rutinaria y obligada. Allí se ve como no sólo la ropa sucia debe lavarse en casa, sino también que es una oportunidad para sacar los trapos al sol. Y algo de eso hay, porque se tocará el tema de las relaciones sexuales entre los diversos invitados presentes.

Sin embargo, en el ambiente hay algo que huele mal. De hecho —lo que no es extraño—, el único que no es recordado es Jesús Cristo. Tal vez porque todos sabemos que algún día vamos a morir Pero es diferente saber que todos “tenemos” que morir por una decisión gubernamental para evitar que suframos. Esta eutanasia colectiva está provocada por una catástrofe ambiental: una nube de gas de origen desconocido —algunos dicen provocada por los rusos—, está matando a todos los seres vivientes. El gobierno británico ha entregado pastillas suicidas, pero incluso en esto la muerte es selectiva: no se les ha dado a personas sin hogar ni a los inmigrantes irregulares, porque civilmente no existen. Después de la fiesta, la eutanasia se acuerda con reglas: cada familia por separado.

Art, el hijo mayor, es el pequeño héroe: es la Tierra la que se está vengando; no hay que creer en todo; es absurdo recibir de regalo objetos que no se van a usar. Tal vez se equivocaron. En su huída encuentra en el camino una familia muerta dentro de su automóvil. Sophie (interpretada por Lily-Rose Depp, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis), no está segura de tomar la píldora, porque está embarazada. Una de las lesbianas se emborracha y vomita la píldora; su pareja se encargará de ella. La abuela, que prestó la mansión, se despide por internet y tiene la esperanza de otra vida.

Todo parece un juego macabro. La Reina es recordada dentro de un bunker, acompañada por sus perros y con comida para ellos. El comentario de que ya ha vivido cien años cae mal. ¿A qué juego están jugando? Yo he visto que, cada cierto tiempo, hace noticia un grupo religioso que se suicida en masa, pero aquí la explicación es que se quiere rehuir el dolor que produce el contagio. Miedo, impotencia y vidas sin mayor proyección retratan a buena parte de la Humanidad de estos momentos que estamos viviendo.

Hace poco vi (y comenté) una película danesa, que trataba el tema de la eutanasia, que efectivamente está de moda: Corazón silencioso (Stille hjerte, de Bille August, 2014), y su versión norteamericana: La despedida (Blackbird, de Roger Michell, 2019). Pero ha habido también presagios distópicos como el templo en el que van a morir los que creen que completaron un ciclo en Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, de Richard Fleischer, 1973).

Pero este rompecabezas funesto tiene algunas piezas que me ayudan a su comprensión. Para dar conformidad a Art, el oncólogo afirma: “La vida no es justa”. Y el niño rebate: “Es lo que dicen los que no hacen nada”.

¡Bien! Me hace recordar a un Presidente de la República que ofreció “justicia en la medida de lo posible” y pontificó que “el mercado es cruel”. Mientras tanto, se preocupó de ubicar a su hija como diputada, al yerno como jefe del Gabinete, y a la nieta como actriz cinematográfica y televisa. Además, un hermano suyo era Contralor y el otro, un parlamentario presuntamente adalid de los Derechos Humanos.

¡Feliz Navidad, familia!

(“Silent Night”. Gran Bretaña, 2020)

 TRAILER DEL FILM:
“LA ÚLTIMA NOCHE” 

PRODUCCIÓN:
Corazón Films

 

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