Con varios planos de relato, se desarrolla una acción que combina mundo real con mundo onírico y con mundo virtual. El ascensor, que es de por sí un aparato que puede parecer peligroso, es el punto de encuentro de insatisfacciones y pesadillas juveniles…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Esta película vietnamita llega precedida de su participación en el Festival Oltre lo specchio de Milán y un cartel preliminar advierte que está basado en una leyenda urbana.
El cine asiático de terror ha acostumbrado al espectador a una serie de demonios ancestrales e imposibles de destruir.
Aquí hay algunos de ésos, pero los peores demonios están en la inmadurez de las protagonistas.
Empiezo por advertir que los planos narrativos cambian en más de una ocasión. De pronto, son objetivos —con una cámara hábil en planos secuencia y contrapicados, con rápido desplazamiento por escaleras y el episodio de rescatar el celular antes de que se cierren las puertas del ascensor—, pero pasan sin aviso previo a un relato subjetivo, visto y vivido por Trang, la protagonista. Y allí creo que está la mayor novedad del film.
Viéndolo por segunda vez, me percaté que hay algunos detalles que deben ser tomados en cuenta: la insistencia en que Trang “debe tomar las pastillas”, las conversaciones con el padrastro, los recuerdos de Jina —la amiga desaparecida—, en el celular. Y —¡atención!—, la joven ejecuta unas extrañas pinturas, que pega en el muro de su dormitorio.
Y es que el ascensor, que es de por sí un aparato que puede parecer peligroso, se transforma en el punto de encuentro de miedos, insatisfacciones y pesadillas juveniles. En efecto, no se entiende cómo se puede llevar a cabo un juego en un edificio abandonado donde se supone que no hay energía eléctrica y el ascensor funciona. ¿Y cómo se entra y se sale sin problemas de esa mole arquitectónica?
Una secuencia asfixiante sirve para reseñar todas las características del miedo y su primera connotación es que “asesina la mente”.
Trang tiene claro que no es su mente la que está en peligro, sino su conciencia. Acompañada por su prima Ngoc, quiere resolver su problema, que está encarnado en la desaparición de su gran amiga Jina. Pero hay algo más que se insinúa en ese complicado juego onírico, que consiste en subir y bajar de un piso a otro, pero sin abrir las puertas en el 5º, donde hay una mujer que roba el alma.
En efecto, parece haber una relación indebida con el padrastro y que, tal vez, fue consumada en el elevador.
A fin de cuentas, el Mundo de las Sombras está dentro de las personas.
(Thang Máy. Vietnam, 2020)
TRAILER DEL FILM:
“EL ASCENSOR DEL DIABLO”
PRODUCCIÓN:
Bf Distribution
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