Otro episodio Marvel con nuevos personajes y situaciones. En la línea de Pantera Negra, insiste sobre temas ecológicos con mucha acción y apertura a transparentes alusiones al estado político actual en el mundo…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
“A rey muerto, rey puesto” dice el proverbio. En Toscana, se es todavía más drásticos: “Morto un Papa se ne fa un altro!” (“¡Muerto un Papa, se hace otro!”). Y así es en este caso, puesto que el que muere es T‘Challa por una razón más que entendible: murió Chadwick Boseman, el actor que lo interpretaba (sí, el mismo que algunos creyeron que podía ganar póstumo el Premio Oscar, que en cambio recibió, más que merecidamente, Anthony Hopkins), y había que reemplazarlo. Por lo tanto, bastan algunos ajustes en el guión para tener en primer plano a su hermana Shuri (Letitia Wright), confirmando la tendencia de la inclusividad de género.
Como ya dije en mi comentario de Pantera Negra (ver www.candilejas.cl), esta serie de películas toca en clave argumentos de política internacional y ecológicos de manera aguda e incisiva.
Wakanda (ubicado en algún punto del África Centro-Oriental), finge ser un frágil país del Tercer Mundo cuando, en realidad, gracias al vibranio maneja una tecnología superior. Y, en esta película, no está sólo Estados Unidos interesado en apropiarse de ese metal a como dé lugar, sino que hay otra fuerza que tiene vibranio y que surge de la nada, pero no como aliada de Wakanda.
Se trata del reino submarino de Talokán, que conserva la sabiduría maya y azteca puesta en peligro por los europeos, y que es gobernado por Namor, un mutante (el mexicano Tenoch Huerta Mejía), enemigo de todos los pueblos de la superficie. Piensa que la culpa de la intromisión de éstos se debe a Wakanda, que saltó a la palestra mundial con su poderío.
La presencia femenina es fundamental. Nuevamente aparece la reina Ramonda (Angela Bassett), la “agente especial” Nakia (Lupita Nyong’o), y las guerreras Okoye (Danai Gurira), y Ayo (Florence Kasumba). M’Baku (Winston Duke), desentona como el jefe jabari cabeza de chorlito y Everett K. Ross (Martin Freeman), es nuevamente el agente de la CIA que, en este caso, es contrastado por su ex esposa Valentina Allegra de la Fontaine (Julia Louis-Dreyfus), que ahora es su jefa.
Es este último el que sirve de nexo para encontrar a otro personaje, que algunos pueden considerar un McGuffin, pero que me parece de suma importancia: la científica adolescente Riri Williams (Dominique Thorne), que sabe cómo encontrar el metal y que —además de transformarse en Ironheart—, viene a ser el equivalente de América Chávez, de Dr. Strange en el multiverso de la locura. Es ella la que se transforma en un verdadero “casus belli” entre dos pueblos que deberían ser aliados y que se enfrentan en una batalla tipo Capitán América: Guerra Civil, con todo el aire de cachetada de payaso.
Confieso que un espectador no experto de Marvel, como es mi caso, termina cansado con estas dos horas y cuarenta minutos de acción casi sin respiro. Para los fans no sólo será diversión intensa, sino nuevas figuritas y nuevo merchandising. ¡Atención al bonus track!
(“Black Panther: Wakanda Forever”. USA, 2022)
TRAILER DEL FILM:
“PANTERA NEGRA. WAKANDA POR SIEMPRE”
PRODUCCIÓN:
SensaCine TR
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