Película de terror, que tiene como protagonista a una mujer inglesa embarazada que se mueve en el ambiente judío ortodoxo de Brooklyn. Allí, el mundo demoníaco se expresa como una  realidad agobiante propia de un ghetto y con una ancestralidad imposible de eludir…

Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

Cualquier película que se refiera a una comunidad judía es, generalmente, calificada como antisemita. A no ser que se trate de una comedia de Woody Allen, que se ríe descaradamente de sus congéneres, o de productores judíos, como Jonathan Yunger y Hank Hoffman, que quieren asustarse con una temática que se desarrolla dentro de una de sus cerradas comunidades jasídicas.

En este caso, se trata de una que está ubicada en Brooklyn, pero que fue filmada íntegramente en Sofia, capital de Bulgaria. La dirección artística es notable, sobre todo en lo que se refiere a escenografía y mobiliario, con gran despliegue de anticuariado que hacen pensar en un lugar donde el tiempo se detuvo.

Y, en efecto, Arthur (Nick Blood), vuelve a su antiguo hogar después de muchos años para reunirse con su padre Saul (Allan Corduner), propietario de una funeraria privada. Lo acompaña su esposa Claire (Emily Wiseman), que había sido rechazada por no ser judía, pero que ahora está embarazada y ese hecho rompe en parte el hielo.

En un prólogo, que se aclara cuando avanza la película, un anciano (Anton Trendafilov), practica un exorcismo, que consiste en atrapar a un demonio dentro de sí, suicidándose con un puñal de protección e impidiendo su escape con un amuleto.

Se trata de Abyzou, que se presenta bajo la apariencia de una niña que fue raptada y asesinada. Porque esa fuerza maligna tiene la capacidad de asumir la forma de la persona amada o que se desea ver. Pero también es embustero y promete resultados con los que después no cumple. De hecho, el suicida quería reunirse con su esposa muerta y, por ello, lo invocó.

Sin embargo, algo resulta mal y Abyzou queda libre promoviendo un grave desorden. De hecho, Arthur había ido donde su padre para estafarlo y así recuperarse de todas sus deudas.

El demonio, como advierte un texto al principio, tiene apariencia femenina y es responsable de abortos espontáneos y de la muerte de niños. De ahí el riesgo para Claire. Se le conoce con diversos nombres y no se puede aniquilar ni siquiera con la intervención de un calificado cabalista.

No hay que extrañarse que los demonios vengan del mundo semítico. De allí venían Pazuzu de El exorcista (The Exorcist, de William Freidkin, 1973), y Lamia de Arrástrame al infierno (Drag Me to Hell, de Sam Raimi, 2009). Lo que resulta inquietante es que estas invocaciones ocurran en una comunidad judía, despertando adormecidos miedos oscurantistas de tipo medieval.

(“The Offering”. USA / Gran Bretaña / Bulgaria, 2022). 

TRAILER DEL FILM:
“OFRENDA AL DEMONIO”

 PRODUCCIÓN:
Trailers In Spanish

 

 

 

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