Comedia con poco guión y escaso desarrollo, funcionará para los admiradores de Susan Sarandon y Diane Keaton…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte
He dicho muchas veces que una película a lo Woody Allen nunca será tal, porque falta el toque de ingenio de Allan Stewart Konigsberg, que cuida hasta el último detalle cubriendo de ironía hasta las secuencias más dramáticas.
Imitar a Neil Simon es un poco más fácil, pero se requieren buenas y buenos intérpretes porque su maestría se limita al texto del guión, digno del mejor radioteatro. Un ejemplo: Descalzos en el parque (Barefoot in the Park, de Gene Saks, 1967), que contaba con Jane Fonda, Robert Redford, Mildred Natwick y Charles Boyer.
Pero Quizás para siempre no es ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario.
La temática y el desarrollo me recordó las comedias de Lucho Córdoba y Olvido Leguía, o del dueto Américo Vargas y Pury Durante. Es decir, un poco de enredo asexuado y continua amenaza de que se va a armar la grande y no pasa nada.
Se supone que los protagonistas son Michelle (Emma Roberts), y Allen (Luke Bracey), una pareja que discrepa acerca del futuro: ella quiere casarse y él no, por lo que —en una fiesta de matrimonio—, aferra el ramillete de flores para impedir que lo tome ella.
Sigue una discusión y, como están peleados, cada uno vuelve a la casa de sus respectivos padres. Después, resuelven llevar a cabo una reunión conjunta para aclarar sus puntos.
Pero los progenitores, por su parte, tienen su propio “rollo”. Sin que sus cónyuges lo sepan, son amantes cruzados y los espectadores han sido testigos de los encuentros en hoteles que éstos han tenido en la primera parte de la película. Así es que sólo el público sabe el eventual lío que se puede armar.
Dejo hasta ahí “la trama” y vengo a la puesta en escena.
Susan Sarandon (1946) y Diane Keaton (1946) son excelentes actrices. Lo demuestran con todos los matices que permite un guión con caracterizaciones paupérrimas: Susan desinhibida y Diane recatada, respectivamente.
Los varones, en cambio, dan pena. Richard Gere (1949), empaquetado como siempre (aunque haya aparecido desnudo en American Gigoló, de Paul Schrader, 1980), no ha realizado grandes progresos desde su improbable hombre de negocios de Pretty Woman (de Garry Marshall, 1990), junto a la insoportable Julia Roberts.
Por su parte, William H[all]. Macy (1950), es un segundón que sigue siéndolo a pesar de ser a veces el protagonista (verbigracia: Jurassic Park III, de Joe Johnston).
El “Tal vez lo haga” del título original se refiere a los jóvenes. Esa parejita ya apareció junta en Amor de calendario (Holidate, de John Whitesell, 2020) y, debido al buen feeling, tal vez se transformen en un dúo al estilo de Doris Day y Rock Hudson (o Katherine Hepburn y Spencer Tracy).
Una secuencia para olvidar: el intento de pugilato entre los maridos. Una “gag” para recordar: cuando la recepcionista del hotel le dice “señora”, Susan Sarandon le responde: “¡Mírame! ¡El tiempo pasa rápido y pronto vas a tener arrugas como yo!”.
(Maybe I Do. USA, 2023)
TRAILER DEL FILM:
“QUIZÁS PARA SIEMPRE”
PRODUCCIÓN:
Corazón Films
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