Película española de terror que recalca conocidos recursos del género tratando de innovar algunos aspectos que apuntan al momento postfranquista en España…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

Víctor García (Barcelona, 1974), tiene a su haber una decena entre películas, cortos y videos rodadas incluso en Estados Unidos, como es el caso de Hellraiser: Revelations (2011), prosecución de la homónima saga inaugurada por Clive Barker en 1987.

Y es precisamente en mayo de 1980 cuando se desarrollan los hechos de La muchacha de la comunión, verdadero título de la película en la que el Diablo no participa para nada. Hay sí fuerzas maléficas, pero que son más afines con Annabelle o con Sadako que sale del pozo en El aro (Ringu, de Hideo Nakata, 1998), con todas sus versiones y secuelas. Y se siente el influjo de Wes Craven.

En un pueblo español, se celebra la primera comunión de las niñas y niños. La pequeña Judith (Olimpia Roch), no tiene “muñeca de comunión”, porque sus padres no pudieron comprársela.

Su hermana Sara (Carla Campra), está harta de la situación asfixiante en la que vive su familia y quiere irse de allí. Su gran amiga es Rebe (Aina Quiñones), una muchacha desinhibida que sufre las consecuencias de un padre alcoholizado.

Ambas salen de parranda con dos jóvenes y es allí donde empiezan los problemas. En el camino de regreso, con alcohol y drogas en el cuerpo, encuentran una “muñeca de comunión” que cambia sus existencias. El hallazgo “resucita” una leyenda urbana acerca de una muchachita que desapareció después de su primera comunión y hay personas que aseguran haber visto su fantasma. El cura párroco elude el tema cuando se lo plantean, pero empiezan a ocurrir hechos extraños: en la piel aparecen extrañas manchas rojas; se produce un accidente automovilístico; las muchachas empiezan a tener visiones claustrofóbicas con agua, sobre todo con un pozo.

Con estos datos me parece que basta. El cine nos ha acostumbrado a estas muñecas que, por lo demás, forman parte de representaciones apotropaicas y de hechicería que se remontan a la Edad de la Cavernas.

Al hálito misterioso se acompaña el choque generacional que se produjo sobre todo después de la muerte de Franco. En realidad, la Primera Comunión era un evento social que congregaba a toda la ciudadanía, sobre todo en los pueblos chicos.

Pero la fuente de diversión eran los juegos electrónicos y las discotecas con la música a todo volumen. Los jóvenes tendrían que ganarse el derecho a la libertad en un ambiente en el que el pasado pesa más que el futuro.

(La niña de la comunión. España, 2022)

 TRAILER DEL FILM:
“COMUNIÓN CON EL DIABLO” 

 PRODUCCIÓN:
SensaCine Trailers

  

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