El videogame conocido universalmente llega otra vez a la pantalla y consigue entretener incluso a los que —como yo—, nunca lo han jugado…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile
 

Supe de la existencia de los plomeros Mario desde antes que el videojuego de Nintendo llegara a Chile. Nunca lo jugué (ni lo he jugado), pero he sabido de su existencia porque me salía a cada rato al encuentro incluso en mi casa, donde mi hijo y mi hija estaban prisioneros ante la pantalla en sus ratos libres.

Y sentía la musiquita y veía las figuritas saltar eliminando los peligros.

Vi la película de Rocky Morton y Annabel Jankel (1993), protagonizada por Bob Hoskins (de quien aún tenía la imagen de Roger Rabbit), y John Leguizamo (el poliédrico caracterista colombiano), y la verdad es que no le encontré nada de especial.

Queda claro que requería del background de uno que se ha enfrentado a las vicisitudes del juego, pero creo que la falta de interés está en que esos personajes no son reales, sino figuritas que pueden hablar, tener una personalidad y temperamento, pero que debe ser sólo lo que son: figuritas.

Y aquí la receta funciona, porque —además de una natural vena cómica que fluye de los “monitos”—, el espectador los acepta por lo que son: están los hermanos (“Mario Brothers”), el gorila Donkey Kong y su padre, el terrible Bowser, la princesa Peach.

Esta última merece un párrafo aparte, porque representa a la actual adolescente empoderada, capaz de enfrentar todos los peligros. Está siempre preparada para rechazar a cualquier enemigo de ese pueblo que gobierna y que no es de su misma especie.

Un desperfecto en la red de alcantarillado hace que los hermanos sean tragados por un tubo hacia un reino mágico de hongos con sombrillas a pintitas coloreadas.

Allí vive la princesa humana, que no recuerda por qué ni cómo llegó. Bowser quiere casarse con ella (incluso en bonus track le dedica una canción) “por la buenas o por las malas” y por eso empiezan los problemas.

Las luchas tienen mucho de cachetadas de payaso y otro cambio de ruta en el relato es que no se trata de liberar a la princesa, sino a Luigi Mario, que termina prisionero de una jaula de un reino de tortugas guerreras y esqueletos.

Todo ocurre con el ritmo del videojuego con obstáculos que hay que superar y peldaños que se deben subir. Pero hay otras escenas definitivamente adorables. Como la publicidad televisiva, el almuerzo familiar a la italiana y la secuencia de reparación del lavamanos (tiene el estilo de Los Tres Chiflados), en el que los plomeros se enfrentan a un perro de malas pulgas.

¡Una bienvenida entretención familiar!

(The Super Mario Bros. Movie. USA / Japón. 2023)

 TRAILER DEL FILM:
“SUPER MARIO BROS: LA PELÍCULA”

 PRODUCCIÓN:
SensaCine Trailers

  

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