“EMPIEZA EL BAILE” — JOBLAR COMENTA ESTRENOS DE CINE

Un “road movie” argentino, que —sin caer en sensiblería—, se transforma en un cuadro de costumbres. ¡Bella fotografía y excelentes interpretaciones!…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

La temática que desarrolla Marina Seresesky (1969, argentina residente en España hace más de 20 años), no es nueva, pero tampoco está agotada.

Un trío de septuagenarios (dos hombres y una mujer), vuelven a reunirse después de mucho tiempo para iniciar un viaje a través de Argentina (desde Buenos Aires a Mendoza), pero también hacia el pasado removiendo recuerdos e intentando redimirse sobre todo de lo que no hicieron por cobardía o por soberbia.

Carlos (Darío Grandinetti, 1959), llega de Madrid donde está radicado desde hace años. Vive con su esposa (Pastora Vega), y su hija ya adulta joven (Carolina Sobisch), pero se aprecia que es un hombre amargado y con pocas aspiraciones. Treinta años antes fue un famoso bailarín de tangos y Pichuquito, su amigo del alma de antaño (Jorge Marrale, 1947), lo llama para avisarle que Marga, su compañera de espectáculo (Mercedes Morán, 1955), ha muerto en Buenos Aires.

Decide viajar y, después de asistir a la ceremonia fúnebre, se entera de que todo ha sido una trampa. Margarita (“las mejores piernas de Buenos Aires”), vive y quiere que lo acompañe a Mendoza, donde vive un hijo que tuvieron ambos 39 años antes y del que Carlos nada sabía.

Comienza así y un “road movie”, que podría haber sido una historia lacrimosa e insoportable. En cambio, se transforma en una comedia negra en la que diversos secretos salen a flote y aflora también esa sinceridad que siempre faltó entre los tres para enfrentar su verdadera existencia.

La furgoneta en la que viajan es todo un símbolo del pasado de “los Magos de 2 por 4”. Al mismo tiempo, grandes panorámicas ponen en evidencia las enormes extensiones pampinas y la majestuosidad de esa blanca montaña que también es baluarte chileno.

Las actuaciones son notables. Recuerdo al Grandinetti en El lado obscuro del corazón (de Eliseo Subiela, 1992), y está realmente irreconocible.

Por su parte, no hace tanto que vi a la Morán y a Marrale (su actuación vale la película entera), en Maracaibo (de Miguel Ángel Rocca, 2017). Además, Mercedes fue una estupenda Delia del Carril en Neruda (de Pablo Larraín, 2016).

Pero la gran protagonista del film es la Argentina de otros tiempos, que sobrevive sin haber sido tocada por el neoliberalismo. Diversas tomas fijas, que se iteran en los créditos de cierre, son verdaderos cuadros de mediados del siglo XX: el dueño del boliche, la recepcionista del hotel, el viejo almacén pueblerino, el vendedor de sandías, el restaurante en pleno campo…

La única referencia a una vida esplendorosa se da cuando Carlos indica al taxista el hotel al cual se dirige, lo que da pábulo para que éste haga un comentario acerca de la situación socioeconómica del momento. En el resto de la película se observa sólo una pobreza digna, además de jóvenes con automóvil que se comportan como delincuentes y el contraste de una fiesta de la policía en la que se baila cumbia y nadie, al parecer, sabe lo que es el tango.

(Empieza el baile. Argentina / España, 2023).

 TRAILER DEL FILM:
“Empieza el baile”
 

 PRODUCCIÓN:
Star Distribution Latinoamérica

 

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