No se trata de un biopic propiamente tal. Tampoco de una película de eventos deportivos, sino casi de una anécdota, de un pantallazo a algunos años de la vida de Enzo Ferrari, que será visto con agrado por los que siguieron su trayectoria…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Enzo Ferrari y Adolfo Celi
Me queda claro que Adam Driver no es Adolfo Celi, ni Penélope Cruz una actriz como Alida Valli o Elsa Martinelli.
Me explico. Para construir un personaje no basta con maquillaje o un cierto parecido con el original histórico. En Grand Prix (de John Frankenheimer), Adolfo Celi interpretaba al “Commendatore” y me emocionó el momento en que —al enterarse de la muerte de su conductor estrella (interpretado por Yves Montand)—, tomaba la bandera de señales y la extendía sobre la pista para anunciar que sus máquinas se retiraban de la competencia.
Como se ve en la foto que acompaño, a pesar de que medía 1,80 m contra 1,87 m de Enzo Ferrari, Celi “era” el Commendatore.
Adam Driver mide 1,89 m, pero no deja de ser un personaje menor de las Star Wars con el pelo teñido.
¿Y qué puedo decir de su esposa Laura? No basta con haber trabajado en el cine italiano y tener una buena doblajista. Con todo el respeto que tengo por Penélope Cruz (ha sido notable no sólo dirigida por Pedro Almodóvar, sino también por Sergio Castellito, por ejemplo en Non ti muovere! / Un loco amor, 2004), no irradia la imagen de una verdadera dama italiana, que —sea bien claro—, está lejos de figuras pueblerinas como Sofía Loren o Mónica Bellucci.
En cambio, me parece creíble Shailene Woodley (de la serie Divergente, 2014-2016 y —sobre todo—, Bajo la misma estrella / The Fault in Our Stars, de Josh Boone, 2014), que ha envejecido en la sombra aceptando su rol de ser “la otra”, pero también la que le ha dado un hijo.
Y —por último—, el director. Para ser sincero, Michael Mann no ha sido un realizador muy fecundo, pero tiene buenos títulos como Fuego contra fuego (Heat, 1995) y El informante (The Insider, 1999). Sin embargo, cumple con sus objetivos cuando hay un guión coherente y —en este caso—, no existe.
La película no es biopic propiamente tal. Tampoco se trata de una película de eventos deportivos, sino casi de una anécdota, de un pantallazo a algunos años de la vida de Enzo Ferrari, que será visto con agrado por los que siguieron su trayectoria. Me referí a Gran Prix, pero también hay otras buenas películas como Contra lo imposible / Ford versus Ferrari (de James Mangold, 2019).
Para mi gusto, Mann no lo consigue y alarga la película inútilmente con secuencias como el espectáculo operático.
Que Mann y la prensa definan a Ferrari como un implacable Saturno tecnofágico, habría podido tener un mejor desarrollo. Modena, en cambio, no ha cambiado y sigue siendo bella.
(Ferrari. USA, 2023)
TRAILER DEL FILM:
“Ferrari”
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