Epopeya contemporánea, que lleva a pensar de manera diferente acerca de los inmigrantes clandestinos y la dignidad del hombre…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
La llegada de los inmigrantes a través del Mediterráneo es considerada por la prensa como un hecho delictual, como la repetición de las invasiones bárbaras antes de la caída del Imperio Romano. Los inmigrantes son seres peligrosos, delincuentes que vienen a saquear, a robar, a matar, a violar a las mujeres y a cometer cuánto delito se pueda perpetrar. Sobre todo, si son de raza negra porque… ¡deberían quedarse en África!
Y quiero recordar que allí estaban hasta que empezaron a traerlos en cadenas para venderlos como esclavos, cuando fueron a saquear sus riquezas y a sembrar la semilla de la secesión con cruentos fines comerciales.
¿Se acuerdan de Biafra en los años ‘60? ¿Se acuerdan de los “excesos” de los belgas en el Congo? ¿Se acuerdan de la colaboración incluso de la Iglesia Católica Apostólica Romana en las matanzas de Ruanda?
Los protagonistas de la película de Matteo Garrone son Seydou y Moussa, dos primos adolescentes nacidos en Dakar (Senegal), que quieren triunfar como músicos en Europa y, secretamente, ahorran hasta el último centavo para llevar a cabo su sueño.
Y las dos horas un minuto que dura, relata una odisea que, por su crudeza, me recordó a clásicos como La hora veinticinco, de Constantin Virgil Gheorghiu o Las cuatro plumas, de Alfred E. W. Mason.
El dinero se escurre entre los dedos para comprar pasaportes falsos y pagar medios de transporte precarios. Después de la travesía por el Desierto del Sahara sembrado de cadáveres, viene el abandono en territorio líbico, el robo de los últimos billetes que llevaban en el recto y la prisión en espera del pago de un rescate. Además, los primos son separados y la esperanza de volver a verse palidece.
Sé que estoy contando parte del film, pero es necesario si es que quiero fundamentar mi opinión.
En primer lugar, me parece que lo que cuenta es el abandono de la retórica afín a esta temática de trashumancia y la búsqueda de una pureza no contaminada por temas políticos o criminales. Seré muy claro: no son cubanos que huyen en botes de goma o “papillones” que buscan la libertad. Se trata de personas que quieren vivir en un planeta que debería ser para todas y todos.
En segundo lugar, se trata de la responsabilidad que conlleva tomar las propias decisiones y asumir la responsabilidad sobre la propia vida y las ajenas. En efecto, el título “Yo capitán” alude a que tendrá que hacerse cargo de una frágil barcaza repleta de menesterosos como él. Mientras tanto, en medio de violencias y de atropellos, aún subsiste un destello de humanidad.
Y en tercer lugar, last but not least, la exaltación de la dignidad sin pietismo ni paternalismo: la película muestra a estos jóvenes no como clandestinos, sino como personas.
(Io capitano. Italia / Bélgica, 2023)
TRAILER DEL FILM:
“Yo Capitán”
DISTRIBUCIÓN:
Tráiler y Estrenos
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