Un terror diferente, que se basa en los afectos reprimidos y las preguntas sin respuesta que deja la muerte. Sin ser espectacular, atrapa y abre una nueva puerta hacia el desconocido mundo de la ultratumba…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile
 

Cuando parecía que las temáticas terroríficas se estaban acabando, dando paso a remakes y secuelas, aparece esta película que —si bien puede tener una ambientación al estilo de Suspiria (de Dario Argento, 1976)—, abre una nueva brecha hacia la necromancia.

Todo empieza con la grabación en VHS de un hombre mayor (Peter Mullan), que advierte que —cuando alguien podrá verla—, significa que él estará muerto. Se sacrificará para terminar con una maldición que existe en un inmueble que posee en Berlín. Luego estalla un incendio.

La acción prosigue más acá del Atlántico. Iris (Freya Allan), muchacha maltratada por la suerte, que se crió en un orfanato y que ha sido lanzada recientemente de la casa que arrendaba, recibe la noticia de la muerte de su padre, que es el que aparece en la grabación. Es su única heredera y debe hacerse cargo de la mansión que era de su propiedad.

Katie, su amiga del alma (la afroamericana Ruby Baker), le paga el viaje y después se traslada a Europa para apoyarla.

Mientras tanto, un individuo con aspecto de zombie (Ned Dennehy), se ha presentado como albacea y ha ofrecido a Iris la posibilidad de vender el inmueble, que funcionaba como pub. Iris, que por primera vez es dueña de algo, se niega y firma la escritura para ser la propietaria.

De allí para adelante, empieza el relato propiamente tal. Y no seré spoiler si digo que, en el sótano de esa casa, se encuentra prisionera una criatura que su padre quiso eliminar. Después se sabrá que es una bruja encerrada allí hace 400 años y que usa una bolsa sobre su cabeza (de ahí el nombre “Baghead”), y que tiene la capacidad de transformarse por dos minutos en una persona muerta con la cual alguien quiera comunicarse.

Es Neil, un viudo joven (Jeremy Irvine), el que requiere de ese servicio puesto que su esposa murió en un accidente automovilístico y él tiene muchas dudas acerca de su comportamiento.

Hasta allí no es más que un tema de comunicación entre vivos y muertos, pero —al igual que el padre de Iris—, ésta cae en la trampa de querer ganar dinero con estas intervenciones. Es decir, no es más un servicio de “ayuda a la comunidad”, sino una peligrosa incursión en el desconocido mundo de la ultratumba.

Alberto Corredor, nacido en Soria (Castilla y León), y radicado desde hace años en Londres, consigue interesar con su película que no es espectacular, pero atrapa. Y tiene algunas tomas notables, como el descenso por la escalera de caracol.

Recomendable para los amantes del género.

(Baghead. USA, 2024) 

TRÁILER DEL FILM:

“Baghead” 

 PRODUCCIÓN:
Cinema ARD 

 

 

 

 

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