“LA VIUDA DE CLICQUOT” — JOBLAR COMENTA ESTRENOS DE CINE

Película no apta ni para abstemios ni para dipsómanos. Constituye una película que, a partir de lo biográfico, se transforma en un drama sentimental que denuncia la falta de paridad de género, superada con la fuerza que da el amor…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

 

No se trata de un drama de alcoholizados, como Días de vino y rosas (Days of Wine and Roses, de Blake Edwards, 1962), ni de una comedia light como Un buen año (A Good Year, de Ridley Scott, 2006).

Barbe-Nicole Ponsardin viuda de Clicquot, existió realmente y fue una pionera de la fabricación del champagne. Pero esta no es sólo una película biográfica, sino un drama sentimental que tiene que ver con una intensa relación de amor y con los prejuicios de su tiempo.

A Barbe-Nicole la casaron con François Clicquot y aprendió a amarlo sobre todo porque comprendió que su amor por la naturaleza iba mucho más allá de un interés económico. Sobre todo, porque consiguió que ambos y la tierra que poseían eran una sola cosa: cantar, susurrando a las vides para que germinaran no constituía un gesto de locura, sino de un monismo absoluto de tipo fisiocrático.

En el film, cuando el marido muere, la deja a los 27 años en un mundo machista y excluyente con una hija pequeña y una propiedad codiciada tanto por su suegro como por empresarios vitivinícolas.

Pero ella asume una actitud titánica, que hace recordar una vez más el espíritu de un filósofo iluminista: no por nada, su esposo era un gran admirador de Voltaire.

Su aliado es Louis (amigo, y al parecer algo más, de su cónyuge). Acepta su ayuda comprendiendo que necesita más un socio que un compañero. De hecho, todo el relato se desarrolla con una gran ambigüedad si se piensa en el rol de la camarera y el “uso” que sabe efectuar de su aliado comercial.

La puesta en escena es impecable, como asimismo el comentario musical. La intérprete, Hayley Bennett, apareció hace poco como la fantasmagórica madre de Lilith en Borderlands (de Eli Roth, 2024) y la recuerdo en La chica del tren (The girl on the train, de Tate Taylor, 2016), y Los siete magníficos (The Magnificent Seven, de Antoine Fuqua, 2016).

Ella es estadounidense y habla en inglés, pero sabe dar a su personaje el talento expresivo de una Sophie Marceau y la hace creíble como una mujer francesa de comienzo del siglo XIX.

No agrego más. Me limito a señalar que la trama reconstruye una actitud machista que se mantiene hasta el día de hoy, fomentada en una justicia que es la utilidad del más fuerte. Esto genera en el público un vínculo solidario con una mujer que se atreve a enfrentar al mismísimo Código Napoleónico. 

Por otro lado, no es una película para abstemios ni para dipsómanos. En ella, el alcohol es un néctar que no hace mal y que conlleva la felicidad. De hecho —valga el spoiler—, nadie se embriaga, ni siquiera para envalentonarse a tener sexo.

(Widow Clicquot. USA, 2023) 

TRÁILER DEL FILM:
“LA VIUDA DE CLICQUOT”
 

DISTRIBUCIÓN:
Cinépolis

 

 

 

 

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