Con estilo Felliniano, Nanni Moretti presenta la filmación de una ucronía que requiere estar informado acerca de la historia italiana, para entender su sarcasmo. En todo caso, la película se deja ver por su calidad y buena factura…

Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

Casi siempre el cine italiano acostumbraba mirarse el ombligo. Las películas de teléfonos blancos y las del régimen fascista dieron paso al neorrealismo. A partir de allí (y paralelamente a una comedia costumbrista que consagró a cómicos como Totó, Alberto Sordi y Peppino de Filippo), surgieron los grandes nombres que tuvieron alcance internacional: Federico Fellini, Michelangelo Antonioni y Luchino Visconti.

Ya no se trataba de argumentos localistas, sino de dramas de largo alcance.

A pesar de grandes nombres, como Vittorio De Sica, Roberto Rossellini, Alberto Lattuada, Mauro Bolognini, Florestano Vancini, Pietro Germi o Mario Monicelli, siguen resonando los de los tres grandes inmortales, aunque sobre todo el cine de entretención de corte sociológico trajo a fines del siglo XX a Pieraccioni, Benigni y personajes como Fantozzi, desconocidos en Chile.

Nanni Moretti nació en Brunico (en la región del Trentino – Alto Adige, donde sus padres romanos estaban de vacaciones), en 1953 y es considerado como un representante de la generación de las contradicciones.

En Chile, se destacó por su documental Santiago, Italia (2018), que pude comentar el 02 de octubre de 2020 (ver archivos de CANDILEJAS).

Su tendencia política ha sido siempre de izquierda, pero de un cariz altamente crítico para con el conformismo y las promesas incumplidas. Es por ello que en El sol del porvenir (verdadero título de esta película), se presenta como un director que pretende filmar los efectos que produjo en el Partido Comunista Italiano la invasión de Hungría por parte de los soviéticos, en noviembre de 1956.

Para ello, se sirve de los recursos de un Fellini (que filmaba Ocho y medio, sin que nadie se enterara de lo que estaba haciendo), y de François Truffaut (que, en La noche americana, presentaba una filmación que entraba en crisis).

Lo que está haciendo es una ucronía, puesto que la reacción del PCI fue muy distinta a la que va a mostrar la cinta, en la que son citados irónicamente Antonio Gramsci, Italo Calvino y Palmiro Togliatti, entre otros.

Si se quiere, Moretti es un forjador de sueños que hace realidad y —como los sueños, sueños son—, pueden hacer reír por el sarcasmo que derraman. La situación actual es otra: los jóvenes creen que para ser comunistas había que ser rusos, su esposa está produciendo un film que va contra sus principios (de hecho, él interrumpe el rodaje) y ha decidido dejarlo, y la hija piensa casarse con un hombre que la supera largamente en edad.

Aquí también la película se cierra con un desfile (en el que aparecen en cameo varias figuras importantes del espectáculo actual in Italia), al estilo de Fellini.

Pero, ¿no habrá también algo de La danza de la realidad (2013), de Alejandro Jodorowsky?

(Il sol dell’avvenire. Italia, 2023)

TRÁILER DEL FILM:
“LO MEJOR ESTÁ POR VENIR” 

 PRODUCCIÓN:
Cinemex

 

 

 

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