Este film es una hermosa parábola ecológica en la que los intereses económicos dan paso a las relaciones entre las especies…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

 

Esta película me recuerda Aventuras de la Vida Real, del Estudio Disney, que embelesaban al público familiar mostrando a animalitos (castores) o animalotes (alces olímpicos) en comportamientos similares a los humanos.

El comportamiento de un perro en Su más fiel amigo (Old Yeller, de Robert Stevenson, 1957), o de un novillo en El niño y el toro (The Brave One, de Irving Rapper, 1956), arrancaba lágrimas del público.

El presente relato se apoya en la figura de un pingüino, que no puede emigrar junto a los demás, porque está emporcado con petróleo. Es allí cuando un viejo pescador, desilusionado de la vida, lo “aquerencia” y lo cuida.

Los “pájaros bobos” (llamados así porque no escapan ante la presencia del hombre), nidifican en el Cono Sur, en Chile y Argentina, de septiembre a marzo, y durante el otoño y el invierno migran hacia aguas del norte y pueden llegar hasta el sur de Brasil. Allí transcurre la acción de la película.

El otro protagonista, además del pingüino, es el pescador João Pereira de Souza, interpretado por Juan Moreno y Herrera Jiménez, nacido en Casablanca (Protectorado francés de Marruecos, el 30 de julio de 1948), que es conocido como Jean Reno, en el ámbito cinematográfico.

Y me resulta notable su actuación como hombre taciturno y retraído que ve renacer su vida gracias a la relación con una avecilla a la que trata como si fuese su hijo. No por nada, de sus actuaciones en más de un centenar de películas lo recuerdo como El perfecto asesino (Léon, de Luc Besson, 1994), como un aventurero peligroso en Ronin (de John Frankenheimer, 1998), y como un chofer bobalicón en La pantera rosa (The Pink Panther, de Shawn Levy, 2006, junto a Steve Martin).

El film es una hermosa parábola ecológica en la que los intereses económicos dan paso a las relaciones entre las especies. A la bonhomía de los pescadores brasileños se une la eficiencia científica de la pareja argentina que identifica al animalito y renuncia a entregarlo a pesar de la suculenta oferta de una subvención.

Y también —hay que reconocerlo—, el personal de la televisión se conforma de manera altamente profesional.

Todo parece una novela rosa sin las estridencias ni la crueldad de las películas Disney. No hay que olvidar que, así como el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York, la pérdida de un eslabón de la cadena ecológica, lleva siempre al desastre.

(My Penguin Friend. Brasil / USA, 2024). 

TRÁILER DEL FILM:
“Mi amigo el pingüino” 

 PRODUCCIÓN:
Youplanet Pictures

 

 

 

 

 

 

 

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