Excelente ejemplo de Cine Verdad, generado por la exigencia de presentar una realidad a partir de hechos concretos y no sometidos a un guión, ocupando todo el tiempo que sea necesario. No siempre los sueños, sueños son…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Ganadora del premio a la Mejor Película de la Competencia de Cine Chileno en el 20° Festival Internacional de Cine SANFIC (Santiago de Chile) y con galardones en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (México) y el 28° Festival de Cine de Lima PUCP, esta realización de Alfredo Pourailly se ha difundido en todo Chile gracias a MIRADOC y a las CINEMARK y CINÉPOLIS.
El título me hizo pensar de inmediato en una comedia con sabor a cuento de hadas, pero además se trata de un cuadro descriptivo de la existencia real de los que hacen patria en el punto más austral de Chile.
No está de más recordar que Porvenir (capital de la provincia chilena de Tierra del Fuego), surgió de un destacamento policial instalado en 1883 durante la fiebre del oro y fue fundada por Manuel Señoret Astaburuaga, en 1894, bajo el Gobierno de Jorge Montt Álvarez.
Ese ambiente frío y desértico me trae a la memoria la canción Corazón de escarcha, de Enrique “Chilote” Campos y Héctor “Tito” Barrientos, que popularizara Héctor Pavez Casanova y que debe —obviamente—, acompañarse con guitarra traspuesta y afinación re-sol-re-sol-si-re.
La película nace de una anécdota. Alfredo Pourailly, que reside en España, se había propuesto realizar un documental acerca de Tierra del Fuego. Es así como, hace 12 años, había empezado a filmar sobre varios temas pero —hace sólo siete—, entró en contacto con Jorge “Toto” Gesell Díaz, uno de los últimos buscadores de oro, y su hijo Jorge Gesell Bañados, que decidió construir una máquina para lavar y encontrar el oro como si fuera cosechar trigo.
Viajó año tras año para ir registrando la vida de Toto, instalado en una casa de madera insidiada por el viento y la lluvia, y para seguir la confección de la máquina por parte del joven (un jinete que doma caballos), que sólo sabía soldar y seguía las instrucciones que obtenía por internet.
Hasta que, por fin, lo consiguió: el padre que ya a los 56 años se consideraba viejo y que le gustaría vivir 200 años, recibía una nueva ayuda. Su hijo le había facilitado los sueños.
Mientras tanto, la vida proseguía monótona en el cordón Baquedano y con pequeños o grandes accidentes, como fue el caso de los derrumbes y de un ataque al corazón que fue registrado en vivo y en directo.
Porvenir se revela como una pequeña ciudad con comodidades, pero el “viejo” prefería su casamata lígnea con mínimo de confort y libertad de acción.
En lo personal, no estoy de acuerdo con que éste sea un documental. Para mí, representa ese Кино́ки [Kinoki], el “Cine Ojo” teorizado y practicado por el polaco soviético Dziga Vértov, que se conoce también como “Cine Verdad”.
Esta es una obra cinematográfica que no sigue un guión, sino que se crea en la medida que se filma. Doy un solo ejemplo: la camioneta que no quiere partir.
(“La fabulosa máquina de cosechar oro”. Países Bajos / Chile, 2024)
TRÁILER DEL FILM:
“La fabulosa máquina de cosechar oro”
DISTRIBUCIÓN:
Cinépolis
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