Aunque transcurre en el desierto, la película me llevó al mundo de mi infancia y de la adolescencia, cuando vivía en el Sur de Chile. Contar películas era una actividad permanente entre niños, jóvenes y público, en general. En este caso, ese mundo está reconstruido a la perfección, siguiendo la línea narrativa de Hernán Rivera Letelier. ¡Muy buena!…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Escribí mi primera crítica cinematográfica en 1968, cuando estaba haciendo mi práctica en CB-82 Radio del Pacífico (“la radio que nunca duerme”). Pero puedo decir que soy crítico cinematográfico desde hace por lo menos 70 años, cuando en Castro —donde vivía por razones de trabajo de mi padre—, contaba las películas que veía en el Cine Rex a mis amigos.
Luego pasé a Concepción, donde había diez salas de cine y la oferta de películas era más variada. Pero —¡atención!—, yo no era el único que contaba películas. En ese tiempo, una película se veía sólo una vez en la vida y —en muchos casos— me quedé sólo con lo que un amigo me contó. Por ello, es que esta película me trajo muchos recuerdos, como lo hizo ya también Nuovo Cinema Paradiso (de Giuseppe Tornatore, 1988), que es un homenaje al rotativo, al público que interviene en la acción y a la labor del proyeccionista.
La narrativa de Rivera Letelier (Premio Nacional de Literatura 2022), es dura y seca como el Desierto de Atacama que tan bien conoce. Y como tal se comportan los personajes, que lucen anquilosados y con horizontes que limitan con el infinito.
En una frase se recuerda que allí “las mujeres se transforman en estatuas de sal”, como si fueran víctimas de modernas Sodoma y Gomorra.
La directora danesa Lone Scherfig (1959), reconstruye a la perfección el ambiente de una oficina salitrera de los años ‘60 y se sirve de un adecuado reparto internacional: la argentina Bérénice Bejo (la “Peppy Miller” de El Artista / The Artist, de Michel Hazanavicius, 2011), como la madre, el catalán Daniel Brühl como el “gringo Hauser” y el malagueño Antonio de la Torre como el padre.
El resto es un seleccionado grupo de actrices y actores chilenos de novísima generación. Como ponerlos a tod@s sería —en este momento—, una lista inútil, quiero destacar a dos figuritas extraordinarias: Alondra Valenzuela como la protagonista María Margarita cuando niña (inolvidable la secuencia cuando corre tras la micro en la que su madre abandona a la familia), y Sara Becker como la misma María Margarita, adulta prematura (que se luce como narradora de películas y que transmite su dolor después de haber sido abusada).
Tengo, de todas maneras, que citar a dos intervenciones secundarias que me parecen notables. Uno es Pablo Schwarz, como un abominable y asqueroso usurero, y Dindi Jane (nombre artístico de la actriz Geraldine Neary), que se luce como vedette, cantando Fumando espero, semidesnuda.
No contaré la historia, porque la película hay que verla, como asimismo es absolutamente necesario leer la novela. Me consta que existen algunas incongruencias de tipo histórico, pero para el público extranjero y para los muy jóvenes no será un inconveniente.
TRÁILER DEL FILM:
“La contadora de películas”
La contadora de películas
The Movie Teller
Francia
España
Chile
Año: 2023
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