
Película que se presenta como comedia, pero en realidad desenmascara la banalidad del mal, que está disfrazada de diversión turística…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
“Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos”.
Esta orden no la dio Hitler a Himmler y sus SS, sino el profeta y juez Samuel al rey Saúl, por precisas instrucciones de Jehová, en 1 Samuel 15:3. Según estadísticas de un comité de la ONU, en la Franja de Gaza han muerto cerca de 17.000 niños, han sido desplazados al menos un millón; 21.000 están dados por desaparecidos, 20.000 han perdido a uno o ambos progenitores y 17.000 se encuentran solos o separados de sus familias.
Sin embargo, para los judíos (que aplican la Ley del Talión), el único holocausto es el cometido por los nazis contra ellos. Que maten a palestinos, armenios, rohinyá, indígenas americanos, sudaneses, congoleños, ibos, camboyanos, polacos o gitanos, no tiene nada que ver con ellos: ¡No son el pueblo escogido!
No sin razón, Woody Allen ha exclamado: “¡Señor! Sabemos que somos tu pueblo escogido, pero ¿no podías escoger otro pueblo?”.
Tal vez por todo lo que he dicho, el joven Jesse Eisenberg (nacido en New York en 1983), recurre a una fingida comedia para hacer oír su voz. Él interpreta a David y Kieran Culkin a su primo Benji. Ambos han crecido separados y se encuentran después de muchos años para viajar a Polonia y cumplir con el deseo de su abuela de ir a conocer el lugar donde vivió antes de ser llevada a un campo de concentración y poder escapar de la Shoah (el “Holocausto”).
La idea es generar un “buddy movie” y de las tantas parejas ya consagradas por el cine de Hollywood, la que más se le parece, es la de Dean Martin y Jerry Lewis.
Para ser más exactos, prefiero aplicar los términos de Umberto Eco: “Uno es el integrado y el otro el apocalíptico”.
La película, que tiene mucho de promoción turística, se sirve de la ficción de un viaje en grupo con guía incluido. Es así como los primos se encuentran con un pequeño grupo en Varsovia: un matrimonio judío-polaco de la tercera edad, una recién divorciada (interpretada por Jennifer Grey, de Dirty Dancing, de Emile Ardolina, 1987), de abuelos judíos fugitivos, y un sobreviviente del genocidio de Ruanda, en 1994, que llegó a Canadá y fue acogido por la comunidad judía.
Más que caracterizar a los miembros de la comitiva (el guía es un inglés no judío), Eisenberg se solaza en el comportamiento divergente de Benji, que no disfruta del viaje, sino que lo cuestiona: viajar en primera clase, dormir en hoteles de lujo y comer exquisiteces mientras se va a ver lo que sufrieron sus familiares, le resulta insoportable.
Me imagino que ahí está el significado del título de la película. Su manera de desahogarse es, por ejemplo, montar una sesión fotográfica en el Monumento a los Héroes del Ghetto de Varsovia.
En realidad, los sufrimientos del pasado se han transformado en objeto de diversión y la banalidad del mal está más vigente que nunca.
TRÁILER DEL FILM:
“Un dolor real”
A Real Pain
USA
Año: 2024
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