
Drama musical que deriva en un horror movie con implicancias tanto políticas como religiosas. ¡Muy buena puesta en escena, columna sonora y efectos visuales!…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile

Esta película tiene la ambientación de Porgy & Bess (de Otto Preminger, 1959) y de El color púrpura, (The Color Purple, de Blitz Bazawule, 2023), tanto por su sostenida y permanente banda sonora como por su relato desde la perspectiva de la raza negra con todas sus implicancias etno-antropológicas.
Todo empieza una mañana durante una función religiosa en una iglesia campesina, frecuentada por gente de color.
El joven Sammie y su guitarra (Miles Caton) son los sobrevivientes de una noche terrorífica en la que se expandió sin resguardos la maldad, a pesar de que su padre, el pastor, le había advertido que la música podía evocar al diablo.
Los hechos se han desarrollado en pocas horas y se relatan en un extenso “flashback”.
Smoke y Stack (ambos interpretados por Michael B. Jordan) son dos hermanos que se alejaron del Mississippi porque fueron enviados a las trincheras europeas para luchar en la Gran Guerra. Al regreso, se quedaron en Chicago e hicieron fortuna tomando parte en las fechorías de los gangsters.
Más tarde, volvieron al antiguo hogar con muchas bebidas alcohólicas e intenciones de instalar un local de música y juego para la comunidad no-blanca del poblado.
Y digo esto, porque no están sólo los negros, como el ya citado primo Sammie o el músico Delta Slim (Delroy Lindo), o la sensual Pearline (Jayme Lawson), sino también una pareja de tenderos chinos: Grace (Li Jun Li) y Bow Chow (Yao), que tienen una hija adolescente llamada Lisa (Helena Hu).
Al grupo hay que agregar a la mestiza Mary (Hailee Steinfeld) y a Annie (la nigeriana Wunmi Musaku) que aporta la magia ancestral africana en la segunda parte del film. Porque tal como se advirtió en un comienzo (por eso no es spoiler), la ópera blues-folk-rock va a resbalar hacia el cine de horror con una música siempre más marcada, impuesta por Ludwig Göransson y el director Ryan Coogler.
Me detengo aquí y deseo solamente aludir a algunos ángulos de lectura de Pecadores. Los gemelos, que encarna Jackson, se diferencian por los colores: el azul identifica a Smoke y el rojo a Stack, pero —sobre todo—, mientras el segundo es lascivo, abrasivo y fanfarrón, el primero exhibe una ternura taciturna y es menos proclive a usar la violencia.
Pero no son ellos los únicos “pecadores”: son todos los que asisten a la fiesta, en la que se encuentran y estrellan los cuerpos en baile desenfrenado junto a la violencia de las acciones, que culmina con la invasión final.
Todo esto es el resultado de las leyes de segregación racial, conocidas como las “leyes Jim Crow”. El baile y la música, que puede incluir cantos irlandeses y metal sinfónico, es capaz de atraer a las fuerzas del mal como lo consigue un tam-tam africano.
El verdadero infierno ya está en las plantaciones de algodón, la persecución y la miseria. Los “pecadores” quieren oponerse a una Iglesia que los quiere dóciles y obedientes del mismo modo que lo imponen los dueños de las tierras.
¡Atención con el epílogo de los bonus track!
TRÁILER DEL FILM:
“Pecadores”
Sinners
USA
Año: 2025