Como todas las películas de Christopher Nolan, esta tiene todas las claves para seguirla de manera correcta. Más que “explicarla”, lo importante es entregar su (presunto) encuadre metodológico y estilístico…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Para ver una película de Christopher Nolan hay que estar siempre alerta. A no ser que se acepten los spoilers, lo más atinado es no perder detalle alguno, que se entrega al espectador para acompañar el relato.
En el caso de Tenet, creo que la clave está en la explicación que la científica Barbara (Clémence Poésy) entrega al Protagonista (David John Washington) acerca del fenómeno de la reversión y aconseja: “No trates de entenderlo; sólo siéntelo”.
Creo que es el método correcto, porque —para entender a cabalidad todo lo que ocurre— debería empezar a hablar de la Paradoja del Gato de Schröndiger y del Diablito de Maxwell, que no son temáticas que yo manejo. Sí tengo que citar la entropía, que se puede entender como “la medida cuantitativa del desorden o la aleatoriedad en un sistema”.
Según sus teóricos, la entropía del universo siempre tiende a aumentar: se puede aumentar o mantener, pero nunca reducir. Y ése es el frente que debe atacar el Protagonista (no tiene nombre y apellido) para evitar nada menos que el Fin del Mundo.
Hasta el momento de la revelación que hay objetos que van hacia atrás en el tiempo, porque han sido manipulados en el futuro para ello, ha habido en la película un prólogo con una acción terrorista en la Ópera de Kiev y una tortura sobre el Protagonista, que es dado por muerto y al que la organización Tenet le encarga evitar la hecatombe, pero disfrazada de peligro provocado por el tráfico de plutonio.
Pero todo es mucho más complicado y lo mejor es examinar el llamado Cuadrado de Sator en el que figura la palabra con otros palíndromos (vocablos que se leen igual al revés y al derecho).
No entro en su historia (fue encontrado en Pompeya el año 1925 y lo reproduzco), pero sí advierto que todos esos palíndromos figuran en la película: Sator es el “villano”, que tiene un algoritmo con el que piensa destruir el planeta cuando muera, Rotas es el nombre de su empresa, Arepo es el nombre del falsificador gracias al cual el Protagonista puede entrar en contacto con la esposa de Sator, Tenet ya lo vimos y Opera tiene que ver con la secuencia inicial. Y —de hecho— la película es un constante palíndromo.
Como en producciones anteriores, Nolan vuelve a trabajar con el tiempo: Memento (2000), Inception (2010), Interstellar (2014) pero sin saltos al estilo de Volver al futuro.
Su relato es lineal —como en la trilogía de Batman (2005, 2008, 2012), en Insomnia (2002), en The Prestige (2006) o en Dunkirk (2017), que tienen además excelentes escenas de acción—, sólo que puede ser también de adelante para atrás.
Y ahí el espectador podría confundirse, pero el director pone escenas y personajes que avanzan en rojo y los que reversan en azul. Estos últimos además deben usar mascarillas para no sufrir el efecto del aire reversado.
La acción se desarrolla con el apoyo de un simpático y —al mismo tiempo— intrigante personaje llamado Neil (Robert Pattinson) y Priya, una traficante, interpretada por la actriz india Dimple Kapadia (que tiene un cierto parecido con Loreto Valenzuela).
Por ahí leí que a Nolan le han ofrecido dirigir una película de James Bond. Y creo que aquí lo ha hecho en estilo paródico, incluidas grandes secuencias como el del avión de carga en el aeropuerto de Oslo.
La temática del magnate que quiere destruir el mundo, porque ha sido maltratado por el hombre, ya está en La espía que me amó (The Spy Who Loved Me, de Lewis Gilbert, 1977).
En cuanto a los personajes, puedo estar equivocado, pero me parece que l@s intérpretes fueron escogidos con una alta carga de ironía.
El equivalente de James Bond no tiene nombre y es feo como la noche obscura. Además, primero le reprochan no andar vestido de manera elegante y después que no sabe llevar un traje caro. La “chica Bond” es la franco-polaca Elizabeth Debicki, que ya apareció en Viudas (Widows, de Steve McQueen, 2018) y su caracterización no puede ser más antisexy: con su 1.90 m y sin curvas prominentes parece un poste telefónico en medio de “enanitos”, que no superan 1.77 m (con excepción de Pattinson, que tiene 1.85 m). Además se destaca como madre, que piensa sólo en el bienestar de su hijo.
Finalmente Kenneth Branagh (gran actor shakesperiano) es Branagh que interpreta a Sator sin serlo, así como ya interpretó a un villano en Jack Ryan: Código obscuro (Jack Ryan: Shadow Recruit, 2014), dirigida por él mismo. Lo mismo ya dije —en su estreno— del experimento, que está replicando, al pretender pasar por Hercule Poirot en Asesinato en el Expreso de Oriente (Murder on the Orient Express, 2017).
Pero no creo que esto sea casualidad. Nolan trabaja con actores consolidados, pero el director es él y se siente. Es por ello que siempre los personajes superan a los actores, atrapados por la trama, que suele tener un giro inesperado o un final abierto. El Branagh sobreactuado podría ser parte del chiste; el Pattinson correcto y creíble podría abrir paso a una secuela, sobre todo si el tiempo es flexible. A falta de pirinola, aquí hay una cinta roja.
Queda, eso sí, muy en claro que “la ignorancia es nuestra fuerza”.
(“Tenet”. USA, 2020)
TRAILER DEL FILM:
“TENET”
PRODUCCIÓN:
Warner Bros
Pictures España