Un refrito de lugares comunes y violencia, que gustará a los espectadores poco exigentes. No así a los fans de Bruce Willis…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Aclaro desde ya que Bruce Willis no es el protagonista de esta película y que su actuación se reduce a permanecer en una pieza desde donde dirige las operaciones y el seguimiento de un asalto bancario, más una breve aparición en un garaje. Se transparenta que el actor cumplió con su trabajo en un solo día.
El verdadero protagonista es Michael Chiklis, más conocido como Ben Grimm, “La Mole” de Los 4 fantásticos.
En esta película, es un hábil manipulador de cajas fuertes y —junto con su hermano que tiene mala fama por haber estado en prisión— participa en un atraco que termina mal por culpa de alguien. Resulta obvio que hubo un traidor por culpa del cual se activó la alarma y se produjo una balacera con trágicas consecuencias: el hermano termina muerto y él es golpeado en la cabeza por lo que pierde el conocimiento por 10 minutos (son los del título que, en realidad, no son “para morir” sino que “idos”). En ese transcurso de tiempo, el maletín con el botín es robado y la banda se dispersa.
Y se repite la historia de Asalto a mano armada (The Killing , de Stanley Kubrick, 1956), que replanteó Quentin Tarantino como Perros de la calle (Reservoir Dogs, 1992).
Sólo que aquí se trata de buscar uno por uno a los miembros del grupo para encontrar al traidor. Y también se incluye la figura del cleaner (“el limpiador”), que ya interpretó Harvey Kaitel en La asesina (Point of No Return, de John Badham, 1993, remake de La femme Nikita, de Luc Besson, 1990).
Es más: se trata precisamente de una mujer (Lydia Hull) a la que se presenta como “La solucionadora”.
Valgan todas estas referencias para dejar en claro que el relato de esta película resulta recurrente y poco original. A esto hay que agregar una figura femenina, interpretada por la modelo Meadow Williams en la que la destrucción producida por el botox es evidente en su rostro (no se desnuda, por si acaso).
Mucha pistola a la que no se le acaban nunca las balas (hay incluso una secuencia repetida completamente) y violencia gratuita. El elemento de suspenso lo constituye saber quién es el traidor y —como Los diez indiecitos, de Agatha Christie— en la medida que van desapareciendo el espectador empieza a sospechar cuál es la explicación de todo el asunto.
En suma: un refrito de lugares comunes y violencia, que gustará a los espectadores poco exigentes. No así a los y las fans de Bruce Willis.
(“10 Minutes Gone”. Canadá / USA, 2019)
TRAILER DEL FILM:
“10 MINUTOS PARA MORIR”
DISTRIBUCIÓN:
Bf Distribution