Con aire de comedia liviana, Peter Cattaneo propone algunos temas transversales que no dejan de ser interesantes para evaluar el sistema de vida de cierto tipo de gente famosa por su “heroísmo”…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
En Chile, en pleno régimen cívico-militar, uno de esos uniformados que ocupaban cargos de responsabilidad para el manejo del gobierno, declaró: “Hay que sacar la música de la educación, porque no sirve para nada”.
No dejó de sorprenderme, puesto que sus subalternos desfilaban con una banda que tocaba música y, probablemente, él esperaba que —en su sepelio— para rubricar “su irreparable pérdida” (como diría Joan Manuel Serrat) una corneta entonaría un acongojado “Silencio”.
Talentos inesperados, título eufemístico con el que se conoce esta película en nuestro país (porque, en realidad, debería ser Esposas de militares), trata de la monótona vida de mujeres cuyos esposos se encuentran en frentes guerreros de los que tal vez nunca vuelvan.
Parece que Peter Cattaneo —que ya hizo reír con los cesantes constreñidos a montar un espectáculo de striptease en Full Monty (1997)— gusta de reconstruir situaciones de adaptación para contingencias de personas que se encuentran fuera del tejido social.
Sería muy cómodo decir que el relato se circunscribe a mostrar cómo pasan el tiempo libre las cónyuges que no tienen nada que hacer en una base donde deben convivir, separadas por los grados de sus hombres y sus distintos orígenes nacionales y sociales.
En un momento en que salen al mercado para un ensayo general, las invitan a firmar una petición para que se retiren las tropas británicas de Afganistán. Y una de ellas expresa que no pueden, porque están “casadas con la guerra”.
El hilo conductor de la cinta está constituido por la formación de un coro femenino, que tiene como objetivo la socialización y olvidarse del peligro que corren los cónyuges, cuya muerte puede ser anunciada en cualquier momento. Pero lo interesante es la segunda lectura que se puede recabar de este esfuerzo.
Es la misma atmósfera de la pandemia: no pueden salir de ese lugar y, a pesar de que no les falta nada material, están obligadas a vegetar y a no tener iniciativa alguna.
Lejos de ser una película feminista, nos muestra a la mujer como un mueble, como un objeto adscrito a la casa, que cuida a los niños (si los tiene) y cuya única entretención es beber alcohol y ver televisión. Porque a eso se dedica la esposa del coronel, interpretada por Kristin Scott Thomas, nacida en 1960, especializada en papeles de esposa desde El matrimonio de Lady Brenda / A Handful of Dust, de Charles Sturridge, 1988, pasando por Perversa luna de hiel / Bitter Moon, de Roman Polanski, 1992 y Destinos cruzados / Random Hearts, 1999, de Sydney Pollack, entre muchas otras películas: se lo pasa todo el día con una elegante copa en la mano (sus “subordinadas” usan vasos o latas directamente) y acepta las ofertas publicitarias de la pantalla chica, que le sirven de contacto con el mundo, mientras reemplaza al marido (y al recuerdo de hijo, también militar, fallecido) con objetos tan innecesarios como su cónyuge.
Su “contrafigura” es Sharon Hogan, clase 1970 y esposa de un sargento mayor. Es la responsable de las “actividades recreativas” y tiene su propia guerra personal con la hija rebelde que, con su “mal comportamiento”, podría arruinar la “hoja de vida” de su familia. Esta mujer “adulta joven” ama el pop en vez de la música clásica, pero —como la esposa de un militar ostenta el grado de su marido— la convivencia no es fácil y ambas mujeres parecen ansiosas de sacarse los trapitos al sol (una “corista” comenta: “¡Así estaban mis padres antes de divorciarse!”).
Por su parte, las integrantes del coro, están obligadas a obedecer. Lo único que quieren es un poco de paz y lo consiguen al asumir responsabilidades, al tener objetivos en común.
Y Cattaneo consigue que el público se haga cómplice. De hecho, creo que el espectador se identifica con la gordita galesa, que se transforma en solista inesperada cuando, para escampar la lluvia, el grupo canta bajo el paso bajo nivel con la complicidad del eco inesperado. O cuando deciden escribir el texto de una canción a partir de las cartas escritas por sus hombres: cada uno deja una antes de partir por si es que no vuelve o lo haga con los pies hacia adelante.
En suma: así como los cesantes estuvieron obligados a desnudarse, las señoras de los militares se transforman en cantantes para evadir su destino de penélopes temerosas e insatisfechas. Es el heroísmo de los que no aparecen en las noticias.
(“Military Wives”. Gran Bretaña, 2019)
TRAILER DEL FILM:
“TALENTOS INESPERADOS”
PRODUCCIÓN:
Bf Distribution