Vuelve El juego del miedo, con nuevos personajes y nuevas fantasiosas “ejecuciones”. Esta vez, los condenados son los policías corruptos y, debido a la temática, creo que es un filón que dará todavía para mucho…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Chris Rock (no confundir con Chris Tucker, porque los imitadores de Eddie Murphy se parecen entre sí), es conocido como comediante, pero quiso producir y protagonizar una película que removiera sus recuerdos de adulto joven, reproponiendo en secuela la temática de Saw: el juego del miedo (de James Wan, 2004).
El Enigmista está muerto, después de otros siete episodios, pero —como suele suceder en el ambiente estadounidense— hay ahora un “copycat” que tiene una especialidad muy particular: castigar a policías corruptos.
Zeke Banks no es corrupto y, por ello, es aborrecido por sus compañeros de trabajo. Además, carga con dos agravantes: denunció a un policía asesino corrupto y es hijo de un famoso jefe de policía ya en pensión (Samuel L. Jackson que, para mi gusto, está sobrevendido y se está quemando como ya lo han hecho otros actores más vistos que trasero de opinóloga televisiva).
Es así como se mueve en un ambiente hostil y peligroso. Más encima, su jefa, una joven capitana (Marisol Nichols) le coloca como aprendiz a un joven detective (Max Minghella, hijo de Anthony, el director de El paciente inglés, 1996) al que, en un comienzo, no traga y que recuerda al espectador el contraste de Día de entrenamiento (Training Day, de Antoine Fuqua, 2001) con Denzel Washington y Ethan Hawke.
Como se trata de un film de suspenso no voy a dar detalles. Simplemente, quiero decir que no es un reboot y que sigue la línea de las películas anteriores, pero con dos diferencias: una máscara de cerdo y los resultados preceden a las “ejecuciones”.
Se recuerda un artículo 8, que daba carta libre a la policía para cometer desmanes, y se siente el peso del reciente episodio del afro inocente asesinado en la calle a vista y paciencia de la ciudadanía.
Y la temática de fondo (porque existe) es la de la justicia personal que substituye a la justicia oficial, porque no ejecuta su labor como corresponde.
Me hizo recordar una película que vi hace muchos años, protagonizada por Michael Douglas, que en Chile titularon Verdugos de la justicia (The Star Chamber, de Peter Hyams, 1983). Por lo demás, de ese tema está plagado el cine estadounidense con el eterno desfile de los “jovencitos” de las películas de cowboys y los “vengadores anónimos”.
Naturalmente, lo que se explota es el voyerismo de ver la especializada tecnología de los sistemas de tortura utilizados: incluso, una trituradora de vidrios. Y el director Darren Lynn Bousman entiende bastante del tema, puesto que tuvo a su cargo los capítulos II (2005), III (2006) y IV (2007).
Los que gustan de la Ley de Talión y del sadismo refinado y científico no van a quedar desilusionados. Y, con tanto material disponible, seguramente habrá un “Continuará”…
(“Spiral: From the Book of Saw”. USA, 2021)
TRAILER DEL FILM:
“ESPIRAL: EL JUEGO DEL MIEDO CONTINÚA”
Producción:
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