James Wan vuelve a las andadas. Después de haber dado inicio a sagas exitosas como Saw: el juego del miedo, Insidious: La noche del demonio y El conjuro, hace una nueva propuesta. ¡Y resulta plenamente convincente!
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
James Wan, director y productor nacido en Malasia (1977) y crecido en Australia, ha dado muestras de su originalidad y calidad en la realización cinematográfica. Son suyos grandes éxitos como Saw: el juego del miedo (2004), Insidious: la noche del demonio (2010) y El conjuro (The Conjuring, 2013), que han dado origen a sagas con gran cantidad de títulos igualmente afortunados. Además, ha dirigido episodios de secuelas famosas, como Rápidos y furiosos 7 (Fast & Furious 7, 2015) y Aquaman (2018).
Con las altas taquillas obtenidas se puede dar el lujo de seguir experimentando y explorando sobre todo en el obscuro mundo de la mente humana. Y esta película es una excelente prueba de ello.
Cuando parecía que ya se había visto todo, propone una nueva fuente de terror que no puedo revelar para no romper la clave del suspenso. Como en las películas de Hitchcock o de Dario Argento (al que Wan, en este caso, expresamente se inspira), el final no se puede, no se debe contar.
Se reúnen aquí elementos ya tratados en otras películas, pero con una presentación y un relato completamente nuevos: una mujer joven que ve (y vive) delitos que se están produciendo, pero no está poseída por un espíritu maligno ni tiene una doble personalidad esquizofrénica; la policía. incrédula; sombras del pasado que quedaron registradas en VHS; el peligroso amigo imaginario de la infancia.
Todo comienza con una antigua grabación de una doctora (Jacqueline MacKenzie) que se refiere a un misterioso caso que ha sido sometido a experimentación y que termina con la necesidad de “extirpar el cáncer”. Se pasa a la época actual y Madison (Annabelle Wallis) está embarazada después de haber sufrido varios abortos aparentemente espontáneos: después dirá que quiere tener un hijo, porque quiere tener ligazón de sangre desde el momento que ella fue adoptada y nunca conoció a su madre biológica. Es víctima de violencia conyugal y su marido muere esa misma noche agredido por un misterioso asesino despiadado.
La protagonista tiene el apoyo de su media hermana Sidney (Maddie Hasson), que no estaba en conocimiento de la falta de relación familiar, y por su madre adoptiva (Susanna Thompson), que recuerda cómo Maddy siempre estuvo condicionada por un misterioso Gabriel. Allí está la clave de la serie de asesinatos que se están produciendo, pero con un sesgo completamente inesperado.
Se combina el thriller con el terror, matizado con crímenes horrendos y matanzas al mejor estilo de películas asiáticas. Además, está la pareja de detectives a cargo de los casos —Kekoa Shaw (George Young) y Regina Moss (Michole Briana White)— que, obviamente no son de raza blanca pura, y tienen mucho de caricaturesco, aportando la ya clásica sonrisa de Wan en medio de tanto espanto.
En efecto, la afro no tiene inconveniente en decirle a su compañero que le gustó la hermanastra de la indagada: “La actricita te tira la pelota y tú la vas a buscar”. Esto, porque la había visto con un traje de hada para una representación teatral.
La fotografía acompaña al relato de manera magistral (la casa vista desde lo alto como una maqueta, las secuencias de escaleras, el ojo en primerísimo plano), más efectos sonoros, como la voz misteriosa que se escucha a través de la radio.
Entretención asegurada para los que gustan del género, pero también un ejemplo de buen cine.
(“Malignant”. USA, 2021)
TRAILER DEL FILM:
“MALIGNO”
PRODUCCIÓN:
Warner Bros
