Una comedia francesa, que pretende reírse de la educación femenina de tiempos no tan lejanos, con referencias a los movimientos de los años ‘67-‘68, que cambiaron varias costumbres y tradiciones del mundo occidental…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Lo he escrito muchas veces: el cine francés se caracteriza por tener muy buenas actrices y muy buenos actores, que saben actuar muy bien. Es decir, interpretan a la perfección personajes dejando en claro que no son los personajes, sino ellas/ellos que las/los que interpretan a los personajes.
En este caso, se luce Juliette Binoche, que he admirado en películas dramáticas y cómicas, disfrutando también de sus atributos físicos.
Aquí es Paulette Van Der Beck, esposa (y después viuda) del propietario de un Instituto que prepara a jovencitas en Economía Doméstica, aprovechando la oportunidad para condicionarlas a un mundo machista, que está en clara contradicción con el mundo occidental en el que están viviendo.
La escuela se encuentra ubicada en Boersch, pequeño pueblo de Alsacia, que es ese territorio que alguna vez escuché nombrar en eterno conflicto con Alemania. Y, en efecto, casi todos los apellidos de las alumnas son alemanes: para ser más precisos, judío-alemanes.
En ese internado, se aplica una disciplina apoyada en siete pilares, que exige comprensión, abnegación y —sobre todo— pérdida de la propia personalidad.
La temática me recordó una película que vi hace años: Las mujeres perfectas (The Stepford Wives, de Frank Oz, 2004, con Nicole Kidman). Era una sátira con toques de ciencia ficción. Aquí, en cambio, podríamos hablar de una pieza de época, con muy buena reconstrucción de escenografía, vestuario, peinados y maquillaje. Si no fuera por las actrices, se podría caer en la caricatura puesto que el trío que maneja el colegio tiende particularmente hacia ella: la esposa casada reprimida de traje sastre, la solterona ecónoma y encargada de la cocina (Yolanda Moreau) y la religiosa ex partisana (Noémie Lvovsky), cuya rubicunda silueta desnuda se trasluce a través de la cortina que separa su cama de la de las alumnas.
Ya las muchachas cargan consigo bastantes problemas familiares y su reprimido despertar sexual (incluyendo tendencias lésbicas), como para agregar la crisis financiera que produce la muerte del dueño del establecimiento. Menos mal que aparece como apoyo inmediato un ex novio de Paulette, lo que para ella es otro remezón al punto de dejar de lado su traje a lo Jacqueline Kennedy para ceñir con pantalones su siempre bello trasero.
Pero el verdadero cambio está afuera. En París, los movimientos de los años ‘67 y ‘68 están cambiando el modo de pensar: el feminismo está avanzando y, para dejar en claro que no hay que tomar la película en serio, se culmina con una secuencia musical en la que se nombra a una gran cantidad de mujeres francesas ilustres.
Queda sólo un sabor amargo al pensar: ¿Pero era verdaderamente así hace poco más de medio siglo la vida del “Segundo sexo” de Simone de Beauvoir?
(“La bonne épouse”. Francia, 2020)
TRAILER DEL FILM:
“CÓMO SER UNA BUENA ESPOSA”
PRODUCCIÓN:
Cinetopia Chile
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