Película documental, que es un buen aporte para comprender cómo es posible convivir en un Chile plurinacional. En este caso, se trata de un rito andino que, como la naturaleza, se renueva año tras año…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

En este período histórico en el que se habla de pueblos originarios y de plurinacionalidad, César Borie propone un documental que tiene como protagonistas a Albertina y la localidad de San Miguel de Azapa, construida sobre tumbas indígenas. Tal como se le califica en la misma película, “San Miguel es un cementerio” y el relato se centra justamente en esta mujer mayor que se ocupaba de cumplir con el rito de desenterrar en la semana de Carnaval a un muñeco de trapo, que representa a las fuerzas de la Tierra.

“Ño Carnavalón” (que es un personaje de la etnia afrodescendiente), preside las fiestas en este poblado, que se encuentra a pocos kilómetros de Arica. Cohabitan así los vivos y los muertos en un equilibrio permanente, que seguramente se pierde en la noche de los tiempos.

No es una casualidad que, al igual que en México, se prepare comida para los espíritus de los muertos en una fiesta recordatoria.

Todo esto no tiene nada que ver con la fiesta celta de Halloween ni menos aún con su actual dimensión comercial.

Como enseña Coco, otra gran película (de Lee Unkrich y Adrian Molina, 2017), nadie desaparece mientras se le recuerde.

Albertina murió realmente y Borie alcanzó a entrevistarla. La guía desapareció, pero no la tradición, que pasó a su familia. La música y los bailes permanecen, pero sobre todo el cariño por los que ya partieron. Así como Ño Carnavalón “espera” bajo tierra para ser exhumado, nuestra existencia sigue vigente. Y hará posibles las lluvias, que permitirán la cosecha de las aceitunas entre marzo y abril, agradeciéndola con la Cruz de Mayo.

Y un dato importante: no hay que llorar por los muertos, porque eso les impide alejarse para que los vivos sigan siendo felices. No hay que tratar de ignorar a la muerte. Al contrario: porque es la única certeza del racional ser humano, debe ser asumida como parte de la fuerza que permite seguir viviendo. Por eso, este rito andino, como la naturaleza, se renueva año tras año.

En mi comentario, expongo en síntesis las que son mis conclusiones. La película, en cambio, toca estos argumentos llanamente sin transformarse en un documental didáctico.

(“Albertina y los muertos”. Chile, 2021)

TRAILER:
“ALBERTINA Y LOS MUERTOS”

PRODUCCIÓN:
Festival de Cine 

 

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