Como todas las películas de Ari Aster, se puede ver como cine puro o requerir de una explicación necesariamente subjetiva. Me inclino por la segunda posibilidad…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Agradezco a los que me leen para que les “explique” la película, según mi punto de vista. Está claro que ello me exige ser spoiler y, por lo tanto, es mejor que la vean primero.
Los que han visto El legado del diablo (Hereditary, 2018), y Midsommar. El terror no espera la noche (Midsommar, 2019), saben que el neoyorkino Ari Aster (1986) no es un director y guionista fácil de seguir. Sin embargo, me parece que trata siempre de entregar algunas pistas acerca del enigmático relato que está desarrollando.
Como en muchas otras oportunidades, lanzo una piedra en el estanque para generar ondas que espero transmitan algún sentido a lo que he decidido escribir.
Según mi opinión, la película combina la trama de dos clásicos de la literatura: la Odisea y Alicia en el País de las Maravillas. En efecto, en ambos casos el/la protagonista trata de volver al hogar sin conseguirlo. Conoce estrafalarios personajes y supera todo tipo de obstáculos.
Sólo un par de detalles: la permanencia en la casa del médico-cirujano me trajo a la memoria el encuentro con el Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo y el Lirón; Elaine tiene mucho de Circe y Calypso.
Los inconvenientes que tiene que superar desde un comienzo (el acoso del vecino, quedarse dormido, el robo de la maleta, la pérdida de la llave), convierte el viaje en una pesadilla difícil de superar y me recuerdan el diagnóstico del terapeuta que asegura que no quiere emprender el viaje. O sea, es un normal proceso de procrastinación.
Siguiendo el estilo de Fellini, empieza a mezclar la realidad con los recuerdos, lo que le genera ansiedad y confusión. Habla poco y la frase que repite constantemente es “I’m sorry!”. Es como el anciano médico que en Fresas salvajes (Smultronstället, de Ingmar Bergman, 1957), sueña que es reprobado en el examen, porque no recuerda que el primer deber del médico es pedir perdón. A esto se suma una madre indiferente y un padre ausente.
En efecto, Beau tiene miedo y —en la medida que transcurren las tres horas de la película—, ese miedo se transforma en pánico. Sus reacciones son como las de un animalito con poco discernimiento y la secuencia final una mezcla de La ciudad de las mujeres (La città delle donne, di Federico Fellini, 1980), y The Truman Show (de Peter Weir, 1988).
Puedo estar equivocado, pero creo que la clave está en el audio de los primeros minutos, que encuentra su colofón en la frase del cierre. Una madre grita porque a un hombre se le cayó una guagua y ésta no reacciona. Por unos segundos, se ve una imagen en toma subjetiva, como de una persona que está muriendo. Se dice que, antes de morir, se recuerda toda la vida en unos segundos.
Es lo que le ocurre a Beau, que ve pasar toda una vida que no vivió ni nunca vivirá. De allí su miedo irrefrenable que se encarna en personas que pudo conocer, pero que nunca conoció.
Se non è vero… è ben trovato?
(Beau Is Afraid. Canada / USA, 2023)
TRAILER DEL FILM:
“BEAU TIENE MIEDO”
PRODUCCIÓN:
Trailers y Estrenos
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