Película menor de matinée, que tiene la pretensión de reunir la amenaza de un escualo gigante con el vastamente conocido “genocidio ecológico”…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Esta película —sin duda menor—, es una ensalada mal compuesta y peor aderezada.
El espectador no debe esperar ni un nuevo Tiburón (Jaws, de Steven Spielberg, 1975), ni tanto menos el espectacular Megalodón (The Meg, de Jon Turtelbaub, 2018), que inauguró un nuevo filón del que ya resulta inminente el estreno de una segunda parte.
Hay sí un “megalodón”, pero representa la furia de la naturaleza provocada por Tláloc, la divinidad mexica del agua celeste que está castigando a los hombres por su incuria y mal manejo de los recursos. Ese “Demonio Negro” es la némesis vengativa contra la empresa petrolera, que instaló una plataforma que se ha transformado en el instrumento de la condena a muerte de todo un pueblo que alguna vez tuvo un atractivo turístico.
En ese lugar, pasaron su luna de miel el ingeniero Paul (Josh Lucas) y su esposa Inés (Fernanda Urrejola): en realidad, se casaron porque ella quedó embarazada. Vuelven con dos hijos: Audrey (Venus Ariel), una jovencita en la edad del pavo y Tommy (Carlos Solórzano), un niño con muchas inquietudes y conocimientos. Ambos son buenos intérpretes y les auguro argumentos mejores.
Ahora Paul vuelve para inspeccionar la plataforma que instaló su empresa “Nixon Oil” (¡!) y se encuentra con la sorpresa que está prácticamente abandonada. Hay sólo dos sobrevivientes aislados del mundo: Chato (Julio César Cedillo) y Junior (Jorge A. Jiménez), que también cumplen con sus roles de manera adecuada.
Hasta aquí creo que basta con mi comentario. Quiero sólo agregar que la película se filmó en República Dominicana y que las tomas submarinas son de calidad, aunque no tanto los efectos especiales que involucran al “monstruo”.
Además, el argumento de los prisioneros insidiados por un escualo me recordó a Blake Lively en Miedo profundo (The Shallows, de Jaume Collet-Serra, 2016), como asimismo los dos 47 Meters Down (de Johannes Roberts, 2017 y 2019).
Y un detalle. Fernanda Urrejola se ve mejor aquí que en el Cry Macho, de Clint Eastwood (2001), en la que interpretaba a una sobreactuada cuarentona ninfómana. Aquí se muestra como una actriz creíble en el papel de una querendona heterosexual.
(The Black Demon. México / USA / República Dominicana, 2021)
TRAILER DEL FILM:
“DEMONIO NEGRO”
PRODUCCIÓN:
Diamon Films Latam
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