Una “midley” inserta entre el primer y tercer capítulo de la franquicia. Nuevos personajes para conocidas situaciones, pero entretenida y de confección impecable…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Noto un cierto cansancio en los productores de la franquicia Alien. Lo que empezó como una excelente película de terror fantacientífico, se está transformando en películas de aventuras con monstruos espaciales.
Las secuelas Aliens (de James Cameron, 1986), Alien 3 (de David Fincher, 1992), Alien: Resurrection (de Jean-Pierre Jeunet, 1997), apuntaron sobre la histriónica Sigourney Weaver, sin aportar mayores novedades acerca del extraño ser que será denominado xenomorfo.
Sólo se le vio aparecer y atacar, pero —al reiniciar la saga—, Ridley Scott entregó nuevos antecedentes: en Prometheus (2012), y en Alien: Covenant (2017), introdujo a los Ingenieros y aumentó el poder de la inteligencia artificial.
Estos últimos dos títulos añadieron información no sólo sobre el xenomorfo, sino sobre los Ingenieros que serían los responsables de la existencia humana y trajo el recuerdo de uno de ellos que yacía en la nave abandonada de la película original.
En este nuevo “episodio” producido, pero no dirigido por Ridley Scott (que se ha dedicado a la historia: Napoleon, 2023; Gladiator II, 2024), hay nuevos personajes y reiteración de situaciones conocidas, sobre todo por el enfrentamiento con Aliens al estilo de James Cameron y la importancia de los seres robóticos.
Todo empieza con la fuga de Rain (otra magistral interpretación de Caillee Spaeny, la Priscilla di Sofia Coppola y la fotógrafa de Civil War), con su androide Andy (David Jonsson), Tyler (Archie Renaux), Kay (Isabela Merced), Bjorn (Spike Fearn) y Navarro (Aileen Wu). Son habitantes de una colonia minera de algunos amigos desde una colonia minera de la Weyland-Yutani, que logran dejarla para ir a un planeta donde se vea el sol. Es así como llegan a una estación espacial abandonada que está a punto de destruirse con un impacto contra un anillo planetario. Allí encuentran los restos de un androide de la serie a la que pertenecía Ash (el fallecido actor Ian Holm, recuperado por el director uruguayo Fede Álvarez gracias a la Inteligencia Artificial), que toma el control de la nave reprogramando a Andy.
La estación se divide en dos secciones: Romulus y Remus. En una de ellas se encuentran las inquietantes e indestructibles criaturas que exterminaron a la tripulación.
Siguiendo las instrucciones del androide, que obedece a la programación de la Weyland-Tuyani, ése será también el destino de los jóvenes.
Me detengo aquí. Sólo adelanto que no se trata de repetir secuencias ya vistas protagonizadas por nuevos personajes. De hecho, hay nuevas aristas de las que seguramente aparecerán nuevas películas.
En tanto, falta la tercera parte de Prometheus, con el demiúrgico David.
(Alien: Romulus. USA / Gran Bretaña, 2024).
TRÁILER DEL FILM:
“Alien: Romulus”
PRODUCCIÓN:
20th Century Studios LA
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