Película de terror que requiere de una precuela. Con una trama densa, da pábulo para una serie de interpretaciones de las cuales ninguna me parece gratuita…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Los que gustan del cine de terror y de misterio reconocerán de inmediato algunos estilemas de M. Night Shyamalan y, en particular, de La aldea (The Village, 2004).
La distopía va unida a la incertidumbre como en Avenida Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane, de Dan Trachtenberg, 2016). La atmósfera enrarecida y fantasmagórica trae al recuerdo Una vuelta de tuerca (The turn of the screw, de Henry James), que ha sido llevado a la pantalla unas treinta veces.
Hay una casa en un bosque donde vive una madre (Halle Berry) con sus dos hijos: Nolan (Percy Daggs IV) y Samuel (Anthony B. Jenkins). Hay también una explícita referencia a Hansel y Gretel, puesto que empiezan a leerla en voz alta en un cierto momento. Por las conversaciones, l@s espectador@s se enteran de que son los únicos sobrevivientes de una guerra de exterminio, pero también son acosados por el Mal, que los acecha en todo momento.
Por ello no pueden salir de la casa y, si lo hacen, deben hacerlo atados a cuerdas que provienen del subterráneo de la casa. Y al volver deben recitar una jaculatoria de reparación.
Cada día deben salir a buscar algo de comer y sólo encuentran animalitos, larvas y uno que otro vegetal. La mamá ve fantasmas (por ejemplo, a su propia madre como una zombie) que los niños no ven: representan el Mal que reaparece como una proyección de una mente esquizofrénica agobiada por el remordimiento de la culpa.
En efecto, la mujer tiene un pasado muy obscuro y criminal y tuvo que matar para sobrevivir.
Allí está la ambivalencia de la película: el mal y la supervivencia contra el poder engañoso del mal. Es difícil no caer en spoilers. Por ello, pido a los que me leen estar atentos a lo que ven tratando de separar lo objetivo de lo subjetivo. La cuerda es el cordón umbilical que mantiene en vida a los personajes: separarse de éste no significa nacer, sino morir. La comida encontrada en la mochila tal vez no es providencial, sino que es como el fruto prohibido que valió un crimen. Pero la niñita que apareció buscando a su padre muerto sí puede ser el Mal.
Nolan y Samuel aparecen contradictorios: uno cree y otro no cree en los presuntos fantasmas. Pero no son Caín y Abel, porque nacieron en un mismo parto con diferencia de minutos. Es decir, son Esaú y Jacob, lo que transformaría a su madre en una nueva Rebeca con un hijo buen cazador y otro apacible y amante del hogar.
También tienen un valor alegórico la última foto de la Polaroid (que congela el tiempo mostrando la mano de serpiente del Mal) y el incendio que se presenta como una ekpyrosis resanadora. Mientras tanto, la salvación viene del cielo.
Creo que la película requiere de una precuela y lo más probable es que llegue pronto.
TRÁILER DEL FILM:
“No te sueltes”
Never Let Go.
USA
Año: 2024
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