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Producción perfecta y cuidada hasta en sus detalles más nimios. Un tema prohibido, desarrollado con un buen suspenso. Óptimas actuaciones…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
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Cuando leí la novela de Robert Harris, no me cupo duda que llegaría a ser una película, así como lo han sido las de Dan Brown, que protagoniza Robert Langdon y que —además de Tom Hanks—, he llegado a adivinar los actores y las actrices adjudicad@s a los diferentes personajes.
Lo mismo dígase con los bestsellers de Stephen King, o los difuntos Tom Clancy y Michael Crichton.
Muchas veces una de las principales limitantes ha sido la producción, sobre todo en lo que se refiere a escenografía, vestuario y maquillaje. Es el caso de Cónclave, que transcurre en el Estado de la Ciudad del Vaticano, pero que fue filmado en Cinecittà (con reconstrucción de la Capilla Sixtina), el Palazzo Farnese y la Villa Medici (ambas en Roma).
Y la verdad es que para mí —que he podido visitar la Santa Sede no tanto como turista, sino como profesor de Historia del Arte—, el resultado es absolutamente convincente.
He recordado muchas veces que el cine es un arte voyerista y así lo ha demostrado Alfred Hitchcock. Sobre todo cuando el público entra en un ámbito al que no está permitido el acceso. Cito un caso solo: la última toma de Investigación de un ciudadano libre de toda sospecha (Indagine su un cittadino al di sopra di ogni sospetto, de Elio Petri, 1969) cuando la persiana se cierra para l@s espectador@s que no tienen derecho a saber qué es lo que se va a concertar.
En nuestro pequeño ámbito chileno, un cierto político dejó en claro que no todos entran en la “cocina” y que eran pocos los que decidían lo que se legislaba en Chile.
El caso de la elección del Papa es aún más restringido, porque los cardenales se encierran bajo llave en la Capilla Sixtina (“con clave”), y no se levantan actas.
Aquí no se trata de una película como El cardenal (The Cardinal, de Otto Preminger, 1963), basada en la novela de Henry Morton Robinson, o Las sandalias del pescador (The Shoes of the Fisherman, de Michael Anderson, 1968), que sigue la novela de Morris West: ambas tocan sobre todo temas políticos.
Aquí, el tema está centrado en los candidatos y los intereses creados.
Es necesario recordar que el Sumo Pontífice (nombre del jefe religioso del Imperio Romano), es un monarca absoluto, elegido por un escaso número de personas y que no tiene derecho a nombrar sucesor. Y ese tema ha sido tocado también —entre otros—, recientemente por Ron Howard en Ángeles y Demonios (Angels & Demons, 2009), y Nanni Moretti en Habemus Papam (2011).
Pero en este caso, la acción no se concentra en comidillas al estilo de Roger Peyrefitte, sino en la ambición por el poder.
La película no hay que contarla, sino verla. Y, por ello, me permito indicar a los cardenales y a los actores que los interpretan de manera excelente: el británico Thomas Lawrence es el Decano a cargo de la elección (Ralph Fiennes, que eclipsa a su personaje de La lista de Schindler (Schindler’s List, de Steven Spielberg, 1993), el progresista Aldo Bellini (Stanley Tucci), el ultraconservador Goffredo Tedesco (un óptimo Sergio Castellito), el africano Joshua Adeneya (Lucian Msamati, británico originario de Zimbabwe), el norteamericano Joe Tremblay (John Lithgow) y el latinoamericano Vincent Benítez (Carlos Diehz), sobreviviente de Kabul, el Congo e Irak.
A ellos, hay que agregar a Sor Agnes (Isabella Rossellini), la encargada de los servicios, que es como la dama en el tablero de ajedrez masculino.
Y la metáfora del deporte-ciencia me parece válida, puesto que, con sucesivos golpes de escena, los candidatos van quedando fuera (como en Los diez indiecitos, de Agatha Christie), porque se van eliminando entre ellos por sus propios errores.
También, como en las mejores películas de suspenso, hay un MacGuffin que sí terminará por revelarse.
En suma: una notable realización de Edward Berger, nacido en Baja Sajonia en 1970 y el mismo de Sin novedad en el frente (All Quiet on the Western Front, 2022).
Me atrevo a agregar: está presente Federico Fellini con las escenas de grupos de eclesiásticos uniformados y con el estruendo que reporta al orden en Ensayo de Orquesta (Prova d’Orchestra, 1979).
Para los católicos apostólicos romanos sedevacancistas, les recomiendo que escuchen el discurso del cardenal Tedesco (significa “alemán” en italiano), porque “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7, 16).
TRÁILER DEL FILM:
“Cónclave”
Conclave
Gran Bretaña
USA
Año: 2024
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JOBLAR EN
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