Es una perlita, que en su momento me moría de curiosidad por saber si Nicanor Parra se enteró, aunque en el mundo chismoso de la literatura todo corre y vuela como el fuego en un trigal. Es curiosa la inquietud tardía y tan peculiar de Mario Vargas Llosa, tan ausente de estas pasiones. Pero no hay lugar a dudas, que es lo que es: una bofetada en pleno rostro al antipoeta, cuando ya superaba los 90 años…
Por Rolando GABRIELLI
Desde Ciudad de Panamá
Mario Vargas Llosa
La historia nunca es tardía, siempre tiene la posibilidad de salir a flote. Mario Vargas Llosa ya había abofeteado físicamente a Gabriel García Márquez, quien terminó con un ojo en tinta, al parecer por un desliz amoroso, que siempre quedó en suspenso.
El autor de La Casa Verde tenía práctica, al parecer, y le daban sus arrebatos de vez en cuando. Estas líneas explican en detalle el texto y su contexto, la acción y las palabras. No hay perdedero. Entonces, queda para beneficio de nuestros lectores y algunos más doctos podrán hacer memoria de los viejos hechos. ¡Qué habría dicho Bolaño, admirador de Parra y en menor grado de Vargas Llosa, que abofeteó a su ídolo!… El puño visible de Vargas Llosa o el té de la señora Nixon…
La historia por vieja, suele olvidarse. Una historia respetable tiene varias versiones. Algunos temporales suelen suceder por y dentro de una tasa de té en una casa blanca. Hay escritores, cronistas, autores memoriosos y que al mismo tiempo evitan ponerse el sayo que les corresponde. Esta nota, comentario de Mario Vargas Llosa editada por el diario El País, me retrotrae a un hecho ocurrido hace poco más de cuatro décadas. El asunto sólo contiene una leve, inocente línea en el artículo del Premio Nobel hispano-peruano o peruano-hispano. Casi una boutade, dentro de un texto que analiza el libro El Puño Invisible. Arte, revolución y un siglo de cambios culturales, de Carlos Granés, antropólogo colombiano, quien obtuvo con esa obra el premio Isabel Polanco en México.
Granés explica su libro y propósitos de su investigación para concluir que «mientras las grandes revoluciones políticas del siglo XX se hundieron, no ocurrió lo mismo con los movimientos culturales y artísticos, que sobrevivieron y mantienen su vigencia simbólica».
«El propósito que me impuse fue el de rastrear la historia de ciertas ideas y actitudes a lo largo del siglo XX para entender el presente, para valorar y saber por qué nos gusta lo que nos gusta, por qué vemos los museos, se enseña lo que se enseña en las universidades y vemos en la televisión lo que vemos», comentó al diario El Espectador, de Colombia.
Mario Vargas Llosa
¿QUÉ FUE DE LAS VANGUARDIAS?
Mario Vargas Llosa subraya que ha leído este ensayo con la felicidad y excitación con que leo las mejores novelas. El novelista de La Casa Verde, se pregunta: ¿Qué quedó de tanta alharaca y desvarío?, refiriéndose a las obras concretas que supuestamente dejaron las vanguardias artísticas del siglo XX. De los ismos, grupos, sectas y grupúsculos, que representaron la vanguardia en Europa y Estados Unidos, todos, hasta el más insignificante autor, dejaron alguna huella mediante la evolución de la cultura y el arte en Occidente, interpreta Vargas Llosa.
No obstante, este camino recorrido entre la lucidez y el panfleto, el arte y la cultura, fueron domesticándose, subraya Vargas Llosa, e inclusive las audacias y las insolencias, terminaron por ser absorbidas por el establecimiento. Los viejos anarquistas y revolucionarios terminaron «corrompidos literalmente», mediante la opulencia y la fama. Los más astutos, señala el autor de Los Cachorros, se hicieron ricos y célebres, y alguno de ellos terminó invitado a tomar el té en la Casa Blanca.
“I swear I no longer remember her name / but I know what to call her: María»… Era el conocido poema de Parra «Es olvido».
«Juro que no recuerdo ni su nombre, / más moriré llamándola María», que recitó Pat Nixon, ese memorable o fatídico 1970, cuando Nicanor Parra aceptó tomar un té con la esposa del presidente que bombardeaba con napalm Viet Nam.
Recuerdo el hecho con precisión, porque fui uno de los pocos que conversaba con Nicanor Parra en el Pedagógico de la Universidad de Chile, cuando la intelectualidad de izquierda y el gobierno cubano, le pasaron la cuenta por esa visita.
La alusión de Vargas Llosa no tiene otro destinatario que el flamante Premio Cervantes 2011. Doy explicaciones, decía el cartel que acompañaba a un solitario antipoeta en los prados del Pedagógico, le recuerdo en las mañanas soleadas sentado en una banca de cemento. Parra, quien era muy estimado por los poetas beats de Estados Unidos con Allens Ginsberg a la cabeza y cuya antipoesía influía notablemente a la joven poesía cubana, quedó aislado en medio del temporal del té nixoniano, a pesar de pedir disculpas al gobierno cubano y a la Unidad Popular de Chile, corriente política que apoyaba y llevó a la presidencia a Salvador Allende.
Nicanor Parra
LOS DÍAS DE
LA GUERRA FRÍA
Eran los días gélidos de la Guerra Fría, el mundo pisaba con pies de plomo y se usaban guantes de hierro. Cualquier sombrilla era útil, en tiempos de la amenaza nuclear.
Parra, aislado, atacado, entró finalmente en guerra contra todo lo que se movía, fue la época de los Artefactos, de su lucha sin cuartel. No sé si Vargas Llosa recuerde estos pasajes con detalle y el nivel de agresividad a que llegaron las partes. Parra de seguro no olvida y tampoco los dos millones de vietnamitas que murieron, ni los tres millones de heridos ni los miles de huérfanos. Tampoco los 57 mil 685 estadounidenses muertos ni los 153 mil 303 heridos y otros tantos desaparecidos.
Recuerdo que a una pregunta que le hice, por qué aceptó la invitación en ese momento, con su risa de fraile burlón, y cuando ya no había más remedio que lanzar un artefacto entre la risa y el espanto, dijo: “Qué quiere que hiciera, compañero, fui para meterle la pierna bajo la mesa a la Paty Nixon. La boutade de Parra, íntima, personal, sarcástica, palabras de consuelo personal, el antipoeta respiraba por la herida.
Son los tiempos de los famosos Artefactos, los días en que Parra se sube literalmente a su propia montaña rusa y se lanza como un energúmeno / fiera acorralada. Parra, un viejo candidato al Premio Nobel, ya cargaba dinamita en esa época. Ejemplos de la guerrilla parriana contra el establecimiento político de la izquierda cubana y chilena abundan, aunque su autor decía que él no era quien hablaba, ni sus textos eran políticos, sino parlamentos dramáticos, pero los objetivos estaban claramente identificados, aún, en la ambigüedad y el sarcasmo de la antipoesía.
Cuba sí / yanquis también, uno de los artefactos emblemáticos. ME VOLARON UN ALA/ahora soy una isla bloqueada por Cuba. SI EL PAPA NO ROMPIÓ CON USA / si el Kremlin no rompe con USA / si Luxemburgo no rompe con USA / por qué demonio voy a romper yo. 4 Tazas de té Que estremecieron al siglo XX. 1960: Castro-Nixon / 1970: Parra-Pat Nixon / 1972: Mao-Nixon / 1972; Brezhnev-Nixon.
Parra intentaba salir del temporal de su taza, apelando a la historia y sus personajes en situaciones parecidas.
Léanme al revés con un espejo
El mismo Parra pidió que lo leyeran al revés con un espejo. Parra dice que no se termina nunca de nacer. Hay mucha tela que cortar, sin duda la historia está llena de tránsfugas, de intelectuales que cruzaron la otra orilla y lo siguen haciendo, por a, b, y c, motivos, explicaciones y circunstancias van y vienen.
Yendo al contexto de la frase de Vargas Llosa alusiva a Nicanor Parra (…alguno de ellos terminó invitado a tomar té a la Casa Blanca), el autor de Los Jefes, dice a la letra… la literatura, las artes y la cultura en general fueron cambiando de naturaleza, reemplazando el fondo por las puras formas, y trivializándose cada vez más, en tanto que, en el curso de los años, pese a sus insolencias y audacias, el establecimiento iba domesticando a unos y a otros y reabsorbiendo toda esa agitación contestaría hasta corromper literalmente —mediante la opulencia y la fama— a los antiguos anarquistas y revolucionarios. Algunos se suicidaron, subraya Vargas Llosa, otros desaparecieron sin pena ni gloria, pero los más astutos, se hicieron ricos y célebres, y alguno de ellos terminó invitado a tomar el té a la Casa Blanca o ennoblecido por la Reina Isabel. Más claro canta un gallo.
El test es: ¿el aludido es Nicanor Parra? ¿Parra es de los astutos que se hizo rico y célebre, de acuerdo con el argumento del narrador hispano-peruano y Nobel? ¿La obra de Parra no es importante dentro de las vanguardias, terminó siendo hojarasca, humo, agitación y pura bufonada?
Más adelante, en su escrito el autor de La Fiesta del Chivo y ex candidato a la presidencia del Perú impulsado por la filosofía neoliberal, cita a Carlos Granés: «No se puede premiar sistemáticamente la estupidez y esperar que esto no traiga consecuencias sociales y culturales».
VARGAS LLOSA
SALTÓ LA CERCA
Mario Vargas Llosa, para matizar, es uno de los que saltó la cerca y abandonó la izquierda para abrazar el neoliberalismo con singular pasión y se ha transformado en uno de sus más tenaces defensores en cualquier tribuna y no ha rechazado, ni perdonado ninguna condecoración o Doctor Honoris Causa a lo ancho y largo de la faz de la Tierra.
Para el crítico estadounidense Harold Bloom, Parra lleva casi setenta años siendo un poeta original y vital. Bloom, en verdad se deshace en elogios al cambiante espejo de la poesía parriana y reconoce no entender del todo al poeta. Parra nos devuelve una individualidad preocupada por sí misma y por los demás, en lugar de un individualismo tan indiferente a los demás como a sí mismo, advierte el profesor de Yale.
A estas alturas de estos comentarios, me pregunto qué diría Nicanor Parra en Las Cruces, de este calvario de la taza de té en los recuerdos de Vargas Llosa, cuando todo parecía que la escena se había borrado en el lejano horizonte de la memoria literaria, ahora en la nueva cúspide cervantina.
Carmen Balcells
ENTUSIASMO
E INDIGNACIÒN
Niall Binns dice que son pocos los escritores que suscitan un entusiasmo y una indignación tan extremos como los que han acompañado durante décadas a Nicanor Parra. Así lo presenta en su introducción a la primera parte de sus obras completas, que en estos días se completaron, en medio del resurgimiento del Ave Fénix de la antipoesía, cuyo interés ha renacido en Estados Unidos y otros países, según la agente de Parra, Carmen Balcells. La super agente catalana de Vargas Llosa, Neruda, García Márquez, Bolaño en su momento, había comenzado a hacer sus primeros pininos con Parra, luego de vender sus archivos por más de tres y medio millones de euros al Estado español.
“Estoy abarrotada de correos que quieren editar a Nicanor”, anunció en un momento la super agente.
Cuando visitó a Nicanor en Chile el 2009, reveló que “el antipoeta me dijo que no me preocupara, que antes de morir le iban a dar el Cervantes».
Carmen Balcells comentó que la obra de Parra se editaría en Estados Unidos. “Ya tengo opciones de acuerdo con editoriales norteamericanas. Un verso suyo seduce y encanta y tiene más seguidores de los que creemos”, aseguró en una entrevista a Javier García.
Concluyó que la reputación de Parra era extraordinaria y que el Cervantes tenía mucho que ver con el reconocimiento de su obra en Estados Unidos, y no en España, como habría afirmado en otros artículos.