“UNA MUJER FANTÁSTICA” SE LLEVÓ EL CODICIADO “OSCAR”

La cinematografía chilena se viste de pantalones largos al obtener —en la 90º versión de los premios OSCAR—, la codiciada estatuilla por el film “Una mujer fantástica”, dirigida por Sebastián Lelio y protagonizada por la actriz transgénero Daniela Vega. La película renueva el debate en Chile, respecto de la identidad de género, cuyo proyecto de ley fue presentado al Congreso hace cuatro años, pero ha sido postergado por los sectores más conservadores del país…

LOS ÁNGELES (USA), 05 de Marzo — 2018.-  El film chileno “Una mujer fantástica”, dirigido por Sebastián Lelio, llegó a la ciudad de Los Ángeles, California (USA), para competir en el codiciado premio OSCAR, precedido de numerosos galardones internacionales, entre ellos, el Premio Fénix a la Mejor Dirección; el Premio Fénix al Mejor Largometraje de Ficción; el Premio Fénix a la Mejor Actuación Femenina (Daniela Vega); el Teddy Award for Best Feature Film; el Premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana; el Premio Independent Spirit Award a la Mejor Película Extranjera; el Premio al Mejor Guión en la Berlinale… Y ahora, el Premio OSCAR a la Mejor Película Extranjera.

El laureado film chileno relata el drama de una mujer transexual, amante de un ejecutivo maduro, separado de su familia para vivir esta ardiente pasión, y quien fallece tras una noche de amor intenso, a consecuencia de un aneurisma.

Daniela Vega, protagonista de «Una mujer fantástica»

Desde ese momento comienza el calvario para la mujer transgénero, humillada por la ex mujer e hijos de su amante, además de personajes inevitables como el doctor de la clínica, carabineros, detectives y el entorno que la recrimina por su condición de transexual.

Este es el segundo premio OSCAR obtenido por Chile, pues el año 2016 el cortometraje “Historia de un oso” obtuvo la preciada estatuilla en su categoría.

Daniela Vega, protagonista de «Una mujer fantástica»

El diario El País, de España, ante las numerosas distinciones obtenidas por el film chileno, incursionó en la idea central emergida de una mujer transexual.

Señala este medio que la película no nació del personaje de Daniela Vega, sino de otro concepto, según las propias palabras del director Sebastián Lelio: «¿Qué pasa si la persona que tú amas se muere en esos brazos, y esos brazos resultan ser el peor sitio para que tu pareja muera porque por alguna otra razón tú eres la indeseada? Esa pregunta fue el motor, y en la escritura dimos vueltas hasta que llegamos a la mujer transexual». Un hallazgo que añade sorpresa y poesía a un concepto antes visto en el cine. «Es un caballo de Troya: el revestimiento de lo clásico pero con un corazón hipermoderno, y en esos elementos surge una cuestión estética y ética que hace de la película lo que es». Hay más juegos: «Sí, como poner de protagonista a alguien a quien la sociedad le dice que no merece una película y filmarlo como si fuera Jeanne Moreau, como un acto de amor». ¿Es Daniela Vega el gran regalo? «Al decidir la transexualidad de la protagonista, yo, que vivía en Berlín, investigué en Chile cómo sería su día a día. Dos personas distintas nos dijeron de Daniela, literalmente, que era fantástica. Tras la primera charla, yo salí transformado. Me voló la cabeza. Supe que no haría el film sin una actriz transexual, y que Daniela sería nuestra asesora. Nos hicimos amigos por Skype. Poco a poco su presencia fue calando el guion. A mitad de la escritura sentí el segundo click: Daniela era Marina. Ella además trajo una pregunta: ¿qué es una mujer?».

LOS COMENTARIOS
DE JOBLAR

En su oportunidad, tras el estreno en Chile de “Una mujer fantástica”, nuestro crítico de cine de CANDILEJAS, José Blanco (JOBLAR), miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile, señaló que los hermanos Larraín han tenido la audacia de producir esta película como ya lo hicieron con “No” (el 2012), film que desenmascara la falacia del triunfo popular del Plebiscito de 1988. Todo esto, mientras ya se discutía lerdamente el proyecto de la Ley de Identidad de Género.

Pero Sebastián Lelio (que ya enfrentó la rebelión de una cincuentona en “Gloria” —2013— y que ahora la está replicando en los Estados Unidos), maneja los acontecimientos de manera tan equilibrada, que impide que se caiga en lo conflictivo y menos aún en lo chabacano.


Francisco Reyes, Daniela Vega y Sebastián Lelio.

Sin duda, la atracción (o repulsión) es el cariz morboso que podría adquirir el presentar a una mujer en cuerpo de hombre, con la consecuente victimización. Sobre todo, cuando una transgénero empieza besando a un reconocido heterosexual como el actor Francisco Reyes.

El relato es recursivo y completamente habitual de muchas piezas cinematográficas: Orlando, un hombre mayor de buena situación económica, pasa la noche con su amante y es afectado por un aneurisma, que le provoca la muerte después de que ella lo lleva al hospital. 

Termina así para Marina (Daniela Vega) la celebración de su cumpleaños, que incluía un viaje a las cataratas de Iguazú, que ya no será posible, porque también al difunto se le perdieron los pasajes. Y empieza un desgastador itinerario de diligencias y sinsabores, porque la muerte tiene su rutina y cada uno cumple con su deber: el médico, la policía (civil y uniformada), los empleadores, la familia del muerto…


Daniela Vega, protagonista de «Una mujer fantástica»

Termina el sueño de amor y todo se vuelve burocrático. Y si ya es violento para una amante común, lo es mucho peor para una transexual, que es tratada no sólo con la natural aspereza, sino también con violencia verbal y física.

El único que la apoya es el hermano del muerto (Luis Gnecco), pero es un pusilánime.

Sonia, la esposa del muerto (Aline Küppenheim, notablemente parecida a Juliette Binoche), la califica como “una quimera” (referido naturalmente al híbrido monstruo mitológico, pero de alguna forma a ese complemento que ella no fue capaz de ser para su marido), pero luego cambia el término por “una perversión”.

El peor castigo es prohibirle la asistencia al funeral. Pero, sin embargo, como suele suceder con el amor verdadero, Orlando no la abandona. De hecho, la acompaña dentro del automóvil, en la discoteca donde (al igual que “Gloria”), trata de aturdirse para no pensar —sobre todo— en la definitiva despedida antes de la cremación. Después, vendrá el episodio definitivo del casillero en el sauna. Todo con música y fotografía impecables.


Rita Moreno y Sebastián Lelio.

Realismo mágico (Cien años de soledad, La casa de los espíritus) o no, según mi opinión, funciona. Como asimismo, la alegoría permanente de los espejos (en el baño, en el pubis, mientras camina junto a un edificio), que me recuerda Vértigo, de Alfred Hitchcock (1958), protagonizada por Kim Novak que —curiosamente— padecía del Síndrome de Morris (esto es, que genéticamente estaba destinada a ser un hombre) y que fue “la mujer que vivió dos veces”.

Un último párrafo para hablar de la identidad de género en el cine y en el espectáculo. Muchos recordarán a Coccinelle (1931-2006) y a Leslie Santana (que triunfó en España y murió en 2014), pero eran figuras revisteriles. De artistas de cine, hace poco falleció Alexis Arquette (Pulp Fiction) y en Italia está vigente Eva Robin’s (Roberto Maurizio Coatti). Para Daniela Vega —que canta tan bien la salsa como la ópera—, creo que es sólo el comienzo.

 

 

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