Muy bien actuada, con juego de roles que se suceden de manera exasperantemente lenta. Como si estuvieran en una casa de muñecas, los personajes inducen al espectador a una creciente impotencia frente a un destino que parece ineluctable…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Una excelente actriz nunca sobreactúa y las películas de terror se prestan para la sobreactuación. Pero Toni Collette, australiana de 45 años, interpreta su papel a la perfección sin sobreactuar en momento alguno, transmitiendo todo su histerismo, paranoia y sentimientos de culpa.
Annie es una mujer angustiada desde que nació. Su madre era una mujer solitaria y misteriosa, que tenía una gran influencia sobre su nieta Charlie (Milly Shapiro), a quien siempre trató como si fuera un varoncito. Su hermano terminó suicida y mantiene una fría relación comunicativa con su esposo Steve (Gabriel Byrne) y sus dos hijos: Peter (Alex Wolff) y la citada Charlie. Sufre de sonambulismo y estuvo a punto de quemar vivos a los niños. Terminará en un círculo de apoyo donde conocerá a Joan (Ann Dowd), que tendrá una importante intervención en su existencia.
El título en castellano, para variar, es pésimo, porque Hereditary se traduce como “hereditario” y tiene que ver con la herencia biológica y, en este caso, se trata de demonios que asedian a la familia Graham por generaciones.
El tema se desarrolla en la segunda parte, pero se presiente desde un primer momento, cuando la cámara muestra unas maquetas que representan casas de muñecas.
La hermosa casa situada en el bosque cada vez más se parece escenográficamente a esos pequeños modelos en uno de los cuales —por lo demás— transcurre la primera secuencia de la película, cuando el padre entra en el cuarto para pedirle al hijo que se vista para asistir al funeral de su abuela. Allí pareciera que van a permanecer prisioneros para siempre… ¡y no es un spoiler!
No debo revelar detalles del relato y me limitaré a decir que el protagonismo pasa de un personaje a otro siempre por trágicas y misteriosas circunstancias. En realidad, los Graham parecen muñequitos manejados por la voluntad de un ser superior.
Como en El bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, de Roman Polanski, 1968), se siente que algo malo está pasando, pero el casi debutante Ari Aster es particularmente hábil para ocultarlo hasta el final. Y para ello hace un buen uso de la cámara con una lentitud exasperante, mientras que los estallidos histéricos con tintes demenciales de Annie desquician al espectador más preparado para este género cinematográfico.
(Hereditary. USA, 2018)
TRAILER DEL FILM:
“EL LEGADO DEL DIABLO”
Producción:
CineMovs Trailers
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