Película simpática, que derrama ternura y que plantea un tema antiguo cuanto al hombre: la capacidad de sanar guiado por el amor, como una suerte de fe pagana paralela a la que se tiñe de religiosidad…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
La película me recordó Milagros del cielo (Miracles From Heaven, de Patricia Riggen, 2016), cuyo comentario pueden leer en este mismo sitio web (www.candilejas.cl).
Hay, eso sí, una gran diferencia: mientras aquélla aludía a la fe cristiana, capaz de revertir un cáncer, en este caso se trata de un “don” que se transfiere de generación en generación y del que está investido Alec. Él no lo sabe y, hasta ese momento, su vida ha sido un desastre con una quebrada mini empresa de reparaciones de artículos eléctricos, un montón de deudas por apuestas fallidas y la muerte de su hermano gemelo.
Aparece para socorrerlo un hermano de su madre (Jonathan Pryce, notable como siempre), que paga todas sus deudas con la condición de que vaya a vivir un año en Nueva Escocia (Canadá), de donde vienen sus antepasados
Su vida corre peligro si se queda en Gran Bretaña y parte precipitadamente para llegar a un pueblo donde todos conocen a su tío, hospedándose en la mansión familiar e intentando instalar un taller de reparaciones. Lo espera Cecilia, una joven veterinaria (Camilla Luddington), que publica un aviso en el periódico local ofreciendo repararlo todo. Ello es entendido literalmente por los vecinos, que lo buscan para sanar de sus males de salud.
Alec insiste en que repara sólo artefactos, pero se sorprende al ver que los que lo visitan mejoran de sus dolencias (hasta resucita al cura) y —mientras se desempeña como ayudante en la atención y cura de los animales— se percata de que éstos lo siguen y respetan. Completará el cuadro su tío, que aparece y le revela cuál es el don que posee y al que todavía puede renunciar antes de la medianoche de su 30º cumpleaños. La aparición de Abigail (Kaitlyn Bernard) una adolescente en la fase de un cáncer terminal sirve de nexo entre los protagonistas como para recordar que el amor es la mejor terapia.
No es necesario agregar más sobre la fábula, que es agradable y puede encantar al espectador. Me preocupa más bien la ideología que está detrás de este tipo de obra cinematográfica, empezando por la elección del actor principal. Tiendo a confundir a Oliver Jackson-Cohen con Jake Gyllenhaal, por su parecido físico (incluso racial) y su estatura, como asimismo con otros actores que están constituyendo un verdadero fenotipo hollywoodense: Ryan Gosling, Ryan Reynolds, Chris Pratt… Todos iguales y confundibles.
El mexicano Paco Arango, que aparece al final entregando un mensaje, ha querido presentar su realización como una cruzada en favor de los niños enfermos de cáncer. Y —a pesar de que al final se advierte que los personajes y las situaciones son ficticias—, entrega testimonios de Paul Newman como healer famoso. Y en esto de las cruzadas, no hay que olvidar que Jerome Joseph Levitch (más conocido como Jerry Lewis) fue el inventor de la Teletón, que aquí en Chile copió un conocido “Show Business Man” para unir al país en torno al dinero y al asistencialismo.
¡El que tenga oídos, entienda!
(The Healer. España/USA/Canadá, 2017).
TRAILER DEL FILM:
“LO QUE VERDADERAMENTE IMPORTA”
Producción:
Cine y Tele