Segunda parte de un nueva franchise, que se preanuncia plena de nuevos personajes y nueva terminología, que darán paso a un nuevo merchandising. Todo es nuevo para una estrategia cinematográfica archiconocida, exitosa y trasfondo político…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Suelo no contar la historia para no quitar el suspenso de la película. Pero —aunque quisiera— ¿cómo podría contarla si ésta se presenta encriptada sólo para uso de los fanáticos de Joanne Kathleen Rowling, capaz de crear mundos paralelos como el de MACUSA y el de Hogwarts?
Los personajes ya están. Newt Scamander es el “asopado” magizoólogo, que interpreta Eddie Redmayne (La teoría del todo / The Theory of Everthing, de James Marsh, 2014; La chica danesa / The Danish Girl, de Tom Hooper, 2015) y el pícnico Jacob Kowalski (Dan Fogler), cuyo apellido polaco para los anglófonos suele ser sinónimo de estulticia. Sin duda constituyen una especie de nuevo dúo Laurel y Hardy, que podría tener larga vida. Sólo que aquí se agregan las “consortes” (interpretadas por Tina Golstein y Alison Sudol). A ellos hay que agregar a los malos, encabezados por el poderoso mago obscuro Grindelwald (Johnny Depp, que no requiere de presentación) y a un personaje nuevo, que —según parece— será muy importante a futuro: el Prof. Albus Dumbledore (Jude Law, a quien se verá también de nuevo como el Dr. Watson, junto a Sherlock Holmes).
A todo esto hay que agregar la nomenclatura, que generará un verdadero diccionario de neologismos que será comprendido por los seguidores más fanatizados.
Todo comienza en la New York de 1927 y han pasado pocos meses de la captura de Grindewald, que logrará huir en una secuencia memorable: el efecto especial de la carroza tirada por caballos, que se precipita desde lo alto es sencillamente espectacular. Sin embargo, el hilo conductor es la búsqueda de Credence Barebone (Ezra Miller), que será una pieza fundamental en el enfrentamiento con las fuerzas ocultas.
Por ahora, digo sólo que esta segunda película es un momento de reposo en el que se estrechan los lazos con el mundo de Hogwarts y de la saga de Harry Potter.
Lo que sí me parece importante son las implicancias políticas del episodio. Estamos en la época en que cobran fuerza en Europa el fascismo y el nazismo. Y el discurso emitido por Grindewald no sólo recuerda ese momento histórico, sino que presenta un programa que hoy en día tiene una gran validez: limpieza étnica, régimen del terror y —sobre todo— la maquiavélica aseguración de que nada de eso va a ocurrir, por lo que no hay que temer colaborar.
Entre tantos personajes, nombres, encantamientos y bichos raros, se preanuncia un producto de merchandising que no tendrá nada de aburrido desde el punto de vista cinematográfico.
(“Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald”. Gran Bretaña/USA, 2018)
TRAILER DEL FILM
“ANIMALES FANTÁSTICOS: LOS CRÍMENES DE GRINDELWALD”
PRODUCCIÓN
Warner Bros