Una odisea de la lexicografía —el Oxford English Dictionary— contada desde la perspectiva de su principal gestor (un autodidacta) y de su principal colaborador (un interno de un manicomio criminal). ¡Muy buena!…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Una confesión de parte. Hace exactamente medio siglo yo estaba trabajando en mi tesis para obtener el título de Profesor de Estado en Italiano. Se trataba de un trabajo de lexicografía y de los resultados habría de hablar en 1971 también en el Círculo Lingüístico Florentino al que pertenezco hasta el día de hoy. Después vinieron mis estudios de filología medioeval y humanística, que me hicieron revisar gran cantidad de códices manuscritos de los siglos XIV y XV, la mayoría de las veces en busca de sólo unas cuantas palabras.
Gilbert Keith Chesterton escribió que un loco es un hombre que todo lo ha perdido, menos la razón y que los ajedrecistas sí pueden volverse locos. Yo creo que los filólogos también.
Y les cuento una anécdota. Vivía en Firenze y tomé muy temprano un tren para Venecia. Apenas llegué a Santa Lucía, me dirigí a la Biblioteca Marciana (famosa ahora por Indiana Jones) donde consulté unos códices de la Elegia di Madonna Fiammetta, de Giovanni Boccaccio. Acercándose la hora del cierre, salí, tomé el “vaporetto” para la estación y regresé a mi casa. Después pensé: “¿Qué hice? Estuve en Venecia y no vi nada de la ciudad”. Realmente una cosa de locos.
Trabajar con los diccionarios es apasionante y más aún contribuir a compilarlos.
La película se basa en el libro The Surgeon of Crowthorne (El cirujano de Crowthorne, 1998) del londinense Simon Winchester y trata del escocés James Murray de la Philological Society inglesa, autodidacta hijo de un sastre que —a pesar de la resistencia de algunos académicos— logró hacerse cargo de una edición “definitiva” del Oxford Dictionary.
Esta odisea lexicográfica se inició en 1879 y tenía también una finalidad política: era la lengua del Imperio Británico y, por lo tanto, representaba un medio de comunicación universal, válido para todo el mundo. Se requería de una cantidad enorme de colaboradores, que buscaran la presencia de palabras en libros antiguos y modernos, capaces de ejemplificar cada vocablo en una frase. Para ello, se empezó a publicitar la necesidad de que entregaran su contribución todos aquéllos que pudieran hacerlo.
Es así como Murray empieza a recibir una enorme cantidad de colaboraciones del Dr. William Chester Minor, que se encuentra internado en un manicomio criminal por asesinato. Se trata de un esquizofrénico, héroe de la Guerra de Secesión estadounidense, que mató al padre de seis hijos confundiéndolo con su perseguidor imaginario.
Se conocen personalmente y, a través de Murray, conseguirá que su pensión como médico se entregue a la viuda, que llegará a perdonarlo.
El director del film es el iraní Farhad Safinia y los intérpretes principales son Mel Gibson y Sean Penn, a los que hay que agregar la rubia Natalie Dormer. Todos eran extraños entre ellos: el profesor Murray no tenía título, el “loco” (traumatizado por los horrores de la guerra) era un hombre de cultura, la viuda era analfabeta. Es la diversidad la que los aúna, precisamente como entran las acepciones a conformar las voces del diccionario. En sus primeros encuentros, los diálogos son juegos apasionados de erudición. Más adelante, lo que los mueve es esa “loca” tarea abisal que los supera.
Ése es el sentido principal de un relato que, para el público, se nutre también de matices sentimentales (la relación con la viuda), dramáticos (por la labor del médico jefe de la casa de orates) y jurídicos (por la posibilidad de un indulto para el recluido).
¡Muy buena!
(The Professor and the Madman. Irlanda, 2019)
TRAILER DEL FILM:
“ENTRE LA RAZÓN Y LA LOCURA”
PRODUCCIÓN:
Imagem Filmes MX