“EL JARDÍN SECRETO” — Comentario de CINE

Producto comercial, dirigido a un cierto grupo etario, que desaprovecha el texto literario y la capacidad de los actores. Gustará a los que no hayan visto otras versiones…

Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile

 

De la novela de Frances Hodgson Burnett (autora también de El pequeño Lord Fauntleroy), fui a ver la versión producida por Francis Ford Coppola y dirigida por Agnieszka Holland en 1993, acompañado por mi hija de 14 años y mi hijo menor de 7, y recuerdo que salimos encantados con la película. No sólo era hermosa por su fotografía y actuaciones, sino sobre todo por su mensaje optimista y reparador.

Era una vara difícil de superar y lo demuestra esta nueva puesta en escena cuyos productores, como indica la publicidad, son los mismos de sagas como Harry Potter, Animales fantásticos y Paddington. Y la verdad es que se nota, puesto que ha sido colocada en el zapato chino de un cierto grupo etario al que se le han agregado componentes intertextuales rápidamente identificables por los cinéfilos.

La historia es vastamente conocida y, por ello, me limitaré a señalar los nuevos elementos que aporta el relato dirigido por Mac Munden, que empieza por ubicar los hechos en 1947, a pesar de que la novela fue publicada de manera episódica entre 1910 y 1911.

La huérfana Mary Lennox (Dixie Egerickx), que viene de la India, es aquí un poco la Alicia, de Lewis Carroll, y la Coraline, de Neil Gaiman, que busca en la casona de su tío y en los páramos una razón para vivir. Es así como, en vez de un conejo, encuentra un perro que la lleva a ese jardín secreto, que se transforma en la clave de la vida y de la muerte en la lúgubre mansión.

Por otro lado, dentro de ella encuentra a Colin, un primo hipocondríaco (Edan Hayhurst), conservado como un ser frágil e intocable.

A pesar de las precisas indicaciones de Mrs. Medlock, el ama de llaves (Julie Walters, que recuerdo más por ser la profesora de baile de Billie Elliot —de Stephen Daldry, 2000— que por la Molly Weasley, de Harry Potter), la recién llegada es inquieta y decide recorrer su entorno.

Asimismo, encara a su tío Archibald —un deslucido Colin Firth, lejano del Jorge VI de El discurso del rey (The King’s Speech, de Tom Hooper, 2010)—, para que vuelva al mundo real, si es que alguna vez para él existió. La verdad es que me pareció un injerto tomado de otra realidad ficticia. Y para ser más exacto, me recordó la breve aparición de Michael Redgrave en Posesión satánica (The Innocents, de Jack Clayton, 1961), protagonizada por Deborah Kerr y basada en Otra vuelta de tuerca, de Henry James.

Y es necesario que lo diga: la imagen de Mary me trajo a la memoria la Pollyanna de la también inglesita Hayley Mills, dirigida por David Swift para Walt Disney, en 1960.

El trío de niños, que se ve completado por Dickon, un muchacho campesino (Amir Wilson), redescubre el jardín donde murió la madre de Colin y que es un lugar que su esposo e hijo han querido olvidar. Y aquí hay otro homenaje al gran cine, puesto que la aparición de las dos hermanas paseando con sus niños alude al lugar de las Fresas salvajes, de Ingmar Bergman (1957). Las apariciones fantasmagóricas están demás, porque la fantasía de los niños puede ser muy superior al de las alucinaciones. De hecho, son ellos los que dan sentido a la vida en la búsqueda de la magia en la naturaleza.

Pero —sobre todo— creo que sobra la ectopirosis al más puro estilo de Umberto Eco. Me perdonen los realizadores, pero ¡es una soberana estupidez!

A pesar de que la trama podría acortarse unos diez minutos, tiene otros elementos rescatables: las figuritas del pequeño teatro de sombras, la muñeca arrojada al mar, las cartas que Mary encuentra dentro del caballo de balancín y —en particular— el pajarillo que la acompaña en todo momento.

Ni sexo, ni violencia, ni referencias de tipo religioso. No hay que olvidar que el libro, en su tiempo, también tuvo eco en la educación infantil, insistiendo en que se pasa de la niñez a la adultez no sólo por obedecer reglas y asimilar conocimientos, sino adquiriendo autonomía sobre el propio comportamiento.

(“The Secret Garden”. Gran Bretaña / Francia / USA / China, 2020) 

TRAILER DEL FILM:
“El jardín secreto”

 PRODUCCIÓN:
Trailers in Spanish

 

 

 

 

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