Cortometraje que todos deberían ver. Torturadores y responsables de crímenes horribles, que son muñecos impertérritos ante sus acciones cometidas en la más completa impunidad…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
¿Se puede ser más precisos y asertivos en poco más de un cuarto de hora?
Evitaré los nombres, porque creo que no vienen al caso. Mis lectores chilenos los conocen y a los del extranjero poco interesan: lo que verdaderamente interesa son los hechos. Y qué mejor que figuras de animación en volumen (stop motion), con desarrollo fotograma por fotograma, para dar la impresión de duros muñecos de cerámica sin alma, como lo fueron (y son) esos personajes realmente existidos. No por nada, se puede asegurar que eran (y sono) unos “desalmados” y ella una “desalmada” (en este caso, donde la diferencia de género viene realmente al caso).
La protagonista existió. Era hija de nazis fugitivos de la Alemania destruida de la Segunda Guerra Mundial y llevaba su carácter violento e implacable en los genes. No por nada fue admitida en el escalafón femenino de Carabineros de Chile donde, si no le dieron licencia para matar, sí le permitieron (y la estimularon) para ser violenta probablemente “en nombre de la patria”. Pero no está de más recordar que Chile no era su patria, porque “patria” es la tierra de los propios padres.
Como una marioneta inexpresiva, se prepara los quequitos de su desayuno para luego ir a torturar a una casa realmente existente, que tiene el número cívico 3037. La acompaña su perro, con el que juega y al que impele a violar a las víctimas, como asimismo lo invita a satisfacerla sexualmente en la privacidad del hogar.
Reitero: una cerámica sin alma a la que dan instrucciones otros muñecos vacíos de sentimientos, que un día le entregan un sobre azul y después la mandan a matar.
Pero, en la vida real, ella no murió en su ley. Sobrevivió para denunciar a su agresor, pero el General Director de Carabineros declaró que había que considerar cómo piensa una persona con una bala en la cabeza. Y la pasaron a retiro: así la impunidad fue completa por lado y lado. Si hubo responsables, fueron los terroristas.
Hugo Covarrubias lleva adelante su creación de manera magistral. Las secuencias inicial y final, en el avión, con la muñeca rota en la sien derecha y sus víctimas que se aparecen en las cumbres andinas son realmente de antología.
En este breve tiempo, se entiende más del salvajismo de la dictadura cívico-militar que con tantos Informes Rettig que son letra muerta para los responsables y sus encubridores.
Merece, incluso, la calificación de “con carácter educativo”. ¡Excelente!
(“Bestia”. Chile, 2021)
TRAILER DEL CORTOMETRAJE
“BESTIA”
PRODUCCIÓN:
Hugo Covarrubias
