“REMINISCENCIA” – JOBLAR COMENTA ESTRENOS DE CINE

Película distópica con múltiples citas literarias y cinematográficas, que remueven las huellas mnémicas de los espectadores como entretención paralela para un relato que de la ciencia ficción pasa a lo policial…

Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile

 

Esta película se sustenta en dos fuentes: una literaria y una cinematográfica.

La literaria es Philip P. Dick, que rayó definitiva la cancha de la distopía dando origen a clásicos del género, cuyos directores no requieren de mayor presentación: Blade Runner (Ridley Scott, 1982), Total Recall (Paul Verhoeven, 1990), Minority Report (Steven Spielberg, 2002), Paychek (John Woo, 2003).

La cinematográfica es Christopher Nolan (por ejemplo Origen / Inception, de 2010), cuyo hermano Jonathan está casado con Lisa Joy, de origen chino, la directora y guionista del film.

Y este sincretismo es evidente tanto por la trama como por las situaciones de un relato que, de ser una hermosa y creíble fantasía, deriva en una enredada trama policial.

Rick Bannister es un sobreviviente de tantas guerras infructuosas y vive en una Miami en la que las personas de menos recursos están en el sector inundado (la Ciudad Hundida, por culpa del cambio climático), en contraste con los acomodados que especulan con la propiedad de las tierras secas.

Como en toda distopía, las condiciones de vida son precarias, puesto que el calor no se soporta y los habitantes se desplazan de noche, cuando se pone el sol, mientras se trasladan por las calles en botes, como si estuvieran en una nueva Venecia.

Ante una existencia que no prospecta ningún futuro, la gente vive en el pasado gracias a recuerdos almacenados, que se reproducen en el cerebro del que compra el servicio y está sumergido en un estanque conectado a una máquina con ciertos cables. Las imágenes se reproducen también como hologramas y el procedimiento es utilizado para resolver casos criminales.

Mae, una cantante con aspecto de Jessica Rabbit (recuerdo que esa película fue dirigida por Robert Zemeckis, en 1988), pero sin tanta superabundancia de curvas, se presenta para resolver un problema muy banal: se le perdieron las llaves y quiere encontrarlas recuperando sus recuerdos.

De allí a iniciar una relación con Rick hay un paso y —a pesar de las advertencias de su socia Emily “Watts”—, su relación es suave y acompasada, sin exhibición de desnudos innecesarios, acompañada incluso por el mito de Orfeo y Eurídice, pero obviando el final triste.

En efecto, Mae sostiene que las historias de trama feliz tienen un final triste. Todo un mundo de ensueño como son los recuerdos inducidos, que se desvanecen al volver a la realidad.

Definitivamente, el australiano Hugh “Wolverine” Jackman no es un buen actor. Lo reconozco como un “mino” que gusta a la platea de todos los géneros, pero sólo interpreta a los personajes y no los vive, como el impresentable Jean Valjean de Los miserables (de Tom Hooper, 2012) o el timador de El engaño (Deception, de Marcel Langenegger, 2008).

Para ser sincero, una de las pocas veces que lo he visto creíble fue como el padre desesperado por la desaparición de su pequeña hija en La sospecha (Prisoners, de Denis Villeneuve, 2013). Aquí está acompañado por la inquietante sueca Rebecca Ferguson, que expande la hechicera fascinación ya vista bajo el sombrero de copa en Doctor Sleep (de Mike Flanagan, 2019).

Por su parte, Daniel Wu es la maqueta de un mafioso asiático y Cliff Curtis una máquina de matar, que encuentra la horma de su zapato en un  enfrentamiento con Jackman bajo el agua en un edificio anegado, que incluye un piano de cola.

En mi opinión, lo mejor es Thandiwe Newton, de madre originaria de Zimbabwe y que vivió en Zambia cuando niña. Me gustó muchísimo cuando la vi en su debut en Flirting (de John Duigan, 1991), cuando aún no tenía 20 años y luego en Crash (de Paul Haggis, 2004).

Aquí hace lo que puede con un papel “secundario”, que incluye una balacera al puro estilo Woo / Tarantino, recordando incluso a la Angela Bassett de Días extraños (Strange Days, de Kathryn Bigelow, 1995).

A los que les parezca excesiva esta serie de citas, debo responder que es un bonito ejercicio para los amigos del buen cine, que aquí reconocerán como elementos de un acertijo entretenido. Mal que mal, ayuda a sobrellevar la acción cuando ésta se alarga inútilmente.

(“Reminiscence”. USA, 2021)

 TRAILER DEL FILM:
“REMINISCENCIA” 

PRODUCCIÓN:
Warner Bros

 

 

 

 

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