“LA CHICA SALVAJE” – JOBLAR COMENTA ESTRENOS DE CINE

En la naturaleza sobrevive el más apto para defenderse del depredador. Sobre todo cuando el prejuicio y el miedo por el diverso es más fuerte que el amor. ¡Buena!…


Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

 

El lenguaje cinematográfico de este film me recordó Tomates verdes fritos (Fried Green Tomatoes, de Jon Avnet, 1991), al mostrar la existencia (y la supervivencia), con ojos femeninos en Barkley Cove, un pueblo repleto de gente prejuiciosa incapaz de mirar más allá de su nariz.

Kya es una niña que ha aprendido a sobrevivir por sus propios medios, en la marisma pantanosa de Carolina del Norte. Debido a su padre violento, la madre, sus dos hermanas y su hermano, se fueron de su casa uno tras otro. Y, finalmente, también lo hizo su padre, ex miembro del ejército estadounidense. Aprendió muy niña que todas y todos la abandonan para no volver. En el pueblo, la consideran una “chica salvaje”, pero nadie hizo ni hace nada para ayudarla. Sólo encuentra un apoyo en una pareja afro, sin hijos, que creen y practican la fe cristiana.

Todo esto ocurre en los años ‘50, pero —cuando es ya una adolescente y ha logrado sobrevivir—, se le acusa del homicidio de un joven con el que había tenido una relación sentimental.

La directora, Olivia Newman, parte del hallazgo de un cadáver por parte de dos niños en bicicleta, a los pies de una especie de torre de guardia. Al parecer, el cuerpo cayó de lo alto a través de una rejilla abierta y no hay huellas ni rastro alguno de pisadas.

Un fiscal tozudo insistirá sobre la culpabilidad de Kya con la intención de que la condenen a muerte, mientras se enfrenta a un jurado que la rechaza más por ignorancia y prejuicio, que por su presunto crimen. Sólo un abogado, que dejó de ejercer su profesión por problemas conyugales, se ofrece para defender a una jovencita que sólo guarda silencio y espera salir de allí.

El film va atrás en el tiempo, mientras sigue el desarrollo del juicio. El espectador se entera de la deprimente vida de Kya, de su hermoso período de enamoramiento junto a Tate, que la deja para ir a estudiar a la universidad, y de su ambigua relación con Chase, el típico prepotente machista. Es el asesinado y, al parecer, hubo buenas razones para terminar como terminó.

No he leído el bestseller de Delia Owens, cuyo título es toda una imagen de lirismo: “El lugar donde cantan las langostas”. Me imagino que ahí se aclaran varios puntos obscuros del relato. Sabemos cómo aprendió a leer y escribir, pero nada sobre su educación sexual. Sabemos que sobrevivió recolectando mejillones; pero, ¿qué más pudo hacer? En ese sentido, la película producida por Reese Witherspoon y con una canción de Taylor Swift. es una invitación a la lectura.

Es, sin duda, un producto comercial, pero agradable y bien realizado. Daisy Edgar-Jones está soberbia, como un animalito dispuesto a esconderse y defenderse del depredador. Y, por su parte, David Strathairn está soberbio como el defensor, lo que me hace recordar su protagonismo en Buenas noches y buena suerte (Good night, and good luck, de George Clooney, 2005).

(“Where the Crawdads Sings”. USA, 2022)


TRAILER DEL FILM:
“LA CHICA SALVAJE”

 PRODUCCIÓN:
Trailers In Spanish

 

 

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