“BABYLON” — JOBLAR COMENTA ESTRENOS DE CINE

Con una producción dispendiosa e increíble, entretiene pero agobia por exceso. Tiene varias secuencias bien logradas y varios homenajes a otras conocidas películas…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

 

Que me disculpen los especialistas, pero para mí Babylon es una reinterpretación de El artista, de Michel Hazanavicius, que ganó el Oscar 2012 como mejor película y como mejor director.

Por su parte, Jean Dujardin lo obtuvo como mejor actor principal y Bérénice Bejo fue nominada como mejor actriz secundaria.

Ahora, George Valentin se llama Jack Conrad (Brad Pitt, ¿alias John Gilbert?), y Peppy Miller es Nellie LaRoy (Margot Robbie, ¿alias Clara Bow?).

El espectador sigue los eventos a través de un  joven aspirante a asistente de dirección: Manny Torres (el mexicano Diego Calva).

Para mi gusto, la película vale por algunas de sus secuencias, que son verdaderos cortometrajes: la orgía del comienzo con lluvia de orina incluida, la desenfadada actuación de Nellie en el set ambientado como bar y el escándalo que provoca en la fiesta glamorosa (vomita y se limpia el trasero con un visón), la filmación de la toma que nunca resulta, la serpiente cascabel, la fortaleza misteriosa que recuerda el Infierno de Dante (y un Tobey Maguire irreconocible).

Pero hay también homenajes a otras películas que un cinéfilo debe siempre recordar. Las siluetas  que suben la montaña para filmar antes que se ponga el sol es la danza de la muerte final de El séptimo sello (Det sjunde inseglet, de Ingmar Bergman, 1957). El elefante corpulento corresponde a una versión “adulta” de La fiesta inolvidable (The Party, de Blake Edwards, 1968); la joven drogada en riesgo de muerte se equipara a la de Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shut, de Stanley Kubrick, 1990); un presentador recuerda al mago-telépata de Ocho y medio (Otto e mezzo, Federico Fellini, 1962).

Pero este dispendioso gran esfuerzo de producción de Damien Chazelle no es La La Land (2016). Si quiso mostrar una Babilonia de los años ‘20 y el paso del cine mudo al sonoro, lo logró.

Sin embargo, no es el Quentin Tarantino de Érase una vez en… Hollywood (Once Upon a Time in Hollywood, 2019) y, para mi gusto, la película se alarga innecesariamente (3 horas 18 minutos), agregando personajes accesorios como el trompetista Sidney Palmer (Jovan Adepo), y la equívoca cantante Lady Fay Zhu (Li Yun Li).

Hacen mella, eso sí, las observaciones de la escritora de chismes, Elinor St. John (Jean Smart), que relata la fábula de las cucarachas y la obscuridad, sentenciando a Conrad: “Su tiempo se acabó. Pasará a la eternidad con ángeles y fantasmas”.

Y una observación adicional. Realmente la australiana Margot Robbie (1.68 m; 57 kg; 87-58-87), se las trae. Es difícil creer que esta jovencita (nacida el 2 de julio de 1990), que se ha hecho famosa como Harley Quinn y su desnudo en El lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street, de Martin Scorsese, 2013), sea una pobre muchacha acosada por los productores.

(“Babylon”. USA, 2022) 

TRAILER DEL FILM:
“Babylon”
 

 PRODUCCIÓN:
Paramount Pictures

 

 

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