Basada o no en hechos reales (al menos los créditos de cierre lo aseguran así), esta película es una parábola acerca de cómo se puede sobrevivir en un  país peligroso que, detrás de la relativa calma, está sometido a una dictadura implacable. Una sonrisa puede ayudar…

 Por: José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

Cioma Schönhaus existió verdaderamente y murió el 22 de septiembre de 2015, pocos días antes de cumplir 93 años. La directora Maggie Peren lo conoció y se interesó por sus memorias para realizar esta película.

Para el ya archiconocido tema de la persecución semita, quiso ofrecer una perspectiva diferente: los alemanes odiaban a los judíos como algo natural y quiso crear conciencia de que el racismo no nace de la nada, sino que tiene raíces profundas.

La lista de Schindler (Schindler’s List, de Steven Spielberg, 1992), o El pianista (The Pianist, de Roman Polanski, 2002), parten de la premisa que los judíos son pobre gente indefensa e inocente que nunca han hecho nada malo. Su plan de supervivencia es colaborar con el régimen o esconderse.

Para Cioma (interpretado por Louis Hofmann), su estrategia es el mimetismo: no se oculta ni da a conocer su condición. Su labor le permite ayudar a muchas personas a través de una iglesia protestante (¡Nótese! ¡No es una sinagoga!) y, en vez de escapar, se enfrenta a las personas y los hechos.

El mejor ejemplo está en el momento que —sin documento de identificación—, encara a los agentes de la policía secreta con tal determinación que éstos piensan que es un jefe.

Esos documentos, que le encarga un aristócrata de madre judía, son para él “pequeñas obras de arte”, que le dan la satisfacción de ser perfectas y de ayudar al prójimo (que para un judío son los miembros de su misma tribu). Su pago son vales de racionamiento, puesto que el dinero cuenta poco. Vive en una Berlín asediada y depresiva, que está sufriendo los efectos de un vuelco en la guerra hacia el año 1943 y cuya atmósfera es cada día más asfixiante.

Ilumina un poco sus días una misteriosa joven que se hace llamar Gerda (la actriz Luna Wedler, que tiene un notable parecido con la chilena María Gracia Omegna), pero —como muchas de las personas conocidas en tiempos de crisis—, viene y desaparece como si no hubiera nunca existido.

Basada en hechos reales o no, la ambientación me trae el recuerdo de otros momentos desagradables ocurridos incluso en Chile: allanamientos, embargos, colaboradores de la dictadura infiltrados por todas partes, cesantía, toque de queda, desapariciones, falta de presupuesto para obras de bien y dilapidación de caudales públicos por parte de los sostenedores del régimen.

Y, para mí, lo más terrible es que —por temor a perder el pequeño espacio de libertad que queda—, ante la posibilidad de efectuar un cambio, la mayor parte de la ciudadanía vota por el “Rechazo”.

Creo que, para muchos, la perenne sonrisa del protagonista puede ser un buen motivo de supervivencia.

(Der Passfälscher. Alemania, 2022)

 TRAILER DEL FILM:
“El falsificador” 

 PRODUCCIÓN:
Berlín International Films

 

 

 

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