Para los fanáticos de la franquicia, mucha acción, situaciones inverosímiles y gran despliegue del mercado automovilístico que, me imagino, financia el deleterio y millonario derroche de vehículos destrozados…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
No comento películas que no me invitan a ver y tampoco soy publicista de productora, distribuidora y/o exhibidora alguna. Es una norma que trato de mantener y que me permito recordar, porque es la primera película que veo de la franquicia Rápidos y furiosos.
Ello me da una cierta libertad de acción y me libera de prejuicios con respecto a estas producciones de aventuras , que —por lo visto—, exaltan la criminalidad organizada y la acción terrorista estatal y de privados.
La película tiene la estructura de las antiguas seriales, que se exhibían semanalmente en los cines, o sea los cliffhangers en los que se sabe que el “jovencito” nunca muere, pero no se sabe cómo se va a salvar.
Para dar más variedad a los 141 minutos que se entregan al público, hay diversas situaciones que se van dando de forma paralela y que se enfocan en actores y actrices vastamente conocidos y conocidas en el ámbito cinematográfico.
Entre paréntesis, hay varias rubias buenas para disparar, para la patada y el combo, pero la verdad es que las confundí y no tengo idea que función habrán cumplido en los episodios anteriores.
Creo haber comprendido que nada puede tomarse en serio. La secuencia romana deja en claro que la Ciudad Eterna se ha vuelto particularmente peligrosa, porque allí están transcurriendo los mejores atentados y las persecuciones más peligrosas del mundo con el beneplácito de un cuerpo de “carabinieri” intrínsecamente incapaz.
Queda en claro que para justificar la presencia de algunos, como Jason Statham, es necesario generar una situación postiza que no conduce a nada.
Por su parte, Michelle Rodríguez —después de una secuencia en motocicleta—, termina encarcelada y va a rescatarla (no sé por qué), Charlize Theron y se dan “con tutti” para terminar bajo la Antártica (!).
En vez de chicas Bond hay automóviles de diversas marcas y modelos, que harán las delicias de los “tuercas”, pero también una breve exhibición de nalgas en una desatada fiesta en Brasil. El resto son explosiones y vehículos destrozados a granel: parece que para la producción es “más barato por docena”.
Y una reflexión acerca de cómo pseudoactores quedan encasillados en ciertos roles, como fue el caso de Johnny Weissmüller, que fue siempre Tarzán, a pesar de intentar ser Jim de la Selva. En este caso, aparece Aquamán (Jason Momoa), disfrazado de delincuente brasileño.
Hay bonus track y —según parece—, saga para rato. Para uso y consumo de los fanáticos.
(Fast X. USA, 2023)
TRAILER DEL FILM:
“Rápidos y Furiosos X”
PRODUCCIÓN:
Universal Pictures
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